Un(a) niño(a) de tercera cultura (TCK / 3CK) o niño(a) trans-cultural es "una persona que, como menor de edad, pasó un período extenso viviendo entre una o mas culturas distintas a las suyas, así incorporando elementos de aquellas a su propia cultura de nacimiento, formando una tercera cultura."

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domingo, 25 de marzo de 2012

El Camino A La Educación Post-Secundaria


Entre las decisiones más complicadas que debe tomar un alumno de secundaria son las de sus estudios en la universidad al concluir esta fase de su vida. En Roosevelt, fuimos muy afortunados al tener una feria universitaria acogiendo representantes de las mejores universidades de los EE.UU. y del Reino Unido. A lo largo de los años que pasé en ese colegio, jamás hubo oportunidad de que se presentara una institución canadiense. Ésta era mi preferencia viendo que mi hermano ya estaba de vuelta en nuestro país en University of Western Ontario en London. Yo sabía que quería estar cerca de mi familia y en mi provincia de origen, aunque me llamaban también la atención las prestigiosas University of British Columbia y McGill. En cuanto a los EE.UU., los precios de colegiatura eran estratosféricos y con una gran posibilidad de terminar los estudios terriblemente endeudado lo que no me parecía muy bueno. Las universidades canadienses reciben capital público lo cual permite tener una colegiatura más baja y mejor acceso para el ciudadano.

Todos necesitamos un poco de educación

Mi principal inquietud en este proceso decisivo a los 16 o 17 años era la falta de apoyo. Mi consejero en el colegio, Mr. Robert Piper, era una gran persona pero totalmente ajena a la realidad de mi generación. En una ocasión su consejo fue, que no todos necesitan ir a la universidad. Muchos de su edad no habían siquiera terminado estudios de secundaria, algo que limitaría el futuro a una persona de mi generación. Yo tenía claro que deseaba estudiar ciencias políticas y después hacer carrera como funcionario público en el gobierno canadiense sea como analista o investigador. Había desarrollado una admiración no sólo por el trabajo de mi padre si no también por el profesionalismo de sus colegas y lo que hacían por el Canadá. Muchos de nuestro compatriotas radicando en mi país no podían ni imaginar lo que significaba el sacrificio y el esfuerzo que ponían ellos mismos en ese servicio. Ese reconocimiento no influenciaba mi decisión ya que para mí, no existía más grande honor que servirle a mi país.

Quizás por el hecho de ser parte de un grupo de expatriados – aunque dudo que lo contrario sea mejor – no había nadie para guiarme en este proceso. El concepto puede originarse en el principio de que si te aplicas, todo es posible. Esa estrategia es ideal en situaciones en que uno puede manipular todo el ambiente que lo rodea a su favor – normalmente, este caso nunca se da. En ese momento, me hubiera encantando pasar un tipo de examen de aptitudes que tomara en consideración mis puntos fuertes, mis intereses, correlacionado con la demanda en el mercado del trabajo después de unos 4 o 5 años de inversión académica. No todo el mundo puede ser jefe de la corte suprema, jefe corporativo de un banco, cabeza de una junta médica o primer ministro. Muchos sistemas educativos suelen llevar de la mano a sus alumnos hasta que, de un día a otro, esa mano firme que daba confianza te suelta. Los alumnos jóvenes de repente los empujan de lado y al hacer esto, les dicen que deben tomar esas decisiones por cuenta propia. Ellos son los maestros de su destino. No hay ninguna transición fluida pero aún menos en nuestros sistemas norteamericanos.

Una de las mejores herramientas a mi disposición era el MacLean’s Guide to Canadian Universities – una excelente guía de universidades canadienses. Esta revista contaba con un ranking de nuestras universidades por provincia, disciplina, facultades, becas, población estudiantil y otros factores sumamente importantes. Después, creé mi propia lista de mis cuatro preferidas según el criterio del OUAC (Centro de Solicitudes Universitarias de Ontario). Ésta fue una maravillosa introducción al mundo de la burocracia canadiense. Todos nacimos para ser contadores. En mi lista estaban Carleton University y University of Ottawa, ambas en la ciudad capitalina, Trent University y University of Western Ontario. A estas alturas, ya sabrán porque escogí esta última después de haberme seguido por estos medios todo este tiempo. La Embajada del Canadá también tenía algunos folletos para el público pero no estaban actualizados. Estoy seguro que muchos de mis compañeros se toparon con los mismos problemas al tener que tomar esa decisión tan estudiada.

La evolución de la circular de solicitud OUAC

Debido a mi grupo de amigos un tanto cuanto internacional, muchos de entre nosotros sabíamos que este siguiente paso acarrearía una separación al grupo. Quizás por este motivo evitamos mucho tratar este tema en nuestro círculo de confianza. Nunca pensé en que notas tenían ellos, el futuro que les esperaba, ni que querían hacer después de nuestra graduación. Yo, solamente,  pensaba que al terminar, todos volveríamos a nuestros países de proveniencia o algunos irían a aventurarse a tierras ajenas. Nos concentramos más en el ahora, esos grandes momentos que definieron ese presente y que ayudaron a establecer esa unión. En cuanto a mis obligaciones, logré mantener un equilibrio en mis estudios, asegurando un puesto en esas cuatro universidades y seguí bateando para mi equipo de softball. El mañana aún estaba muy lejos.

domingo, 18 de marzo de 2012

Francia 98 – La Copa De La Vida


Francia estaba bajo los ojos de todo aficionado del futbol en 1998. Todas las estrellas formaban su propia constelación en uno de los torneos – para algunos el único – más importantes en el mundo del deporte internacional. Algunos países festejaban su regreso al certamen y otros debutaban. Yo estaba emocionado por todo el talento latino que logró superar las eliminatorias. Como siempre suele ser el caso, Brasil entraba de favorito, sobre todo por la presencia de un Ronaldo a una altura insuperable apoyado de Rivaldo, Roberto Carlos, Bebeto y Cafú, los maravillosos embajadores del joga bonito. Argentina entraba fuerte al torneo con el héroe artillero Batigol. Chile presentó un nuevo retorno después de su larga pausa, armada de Marcelo Salas e Iván Zamorano, un verdadero duo dinámico. Paraguay lucía uno de los mejores arqueros en la historia del juego, José Luís Chilavert, quien desarrolló una gran reputación goleadora en tiros libres – una hazaña jamás lograda por un arquero en este prestigioso torneo.

Argentina: Otro año, otra lágrima

Cuando uno vive en países futbolistas, uno se da cuenta que el mundo entero sabe cuando hay partido. Tanto en Inglaterra como en Alemania, se notan terribles bajas en la productividad por la ausencia en el trabajo de los fanáticos. Lo mismo se observa en el Perú. Aunque estábamos en el colegio, las clases parecían haber perdido su importancia, hasta para los mismos maestros. Esta locura afecta indiscriminadamente gente de todas  edades. Lo raro para mí era que el Perú no logró su clasificación durante las eliminatorias. Por lo tanto, todos escogían su selección favorita y cada fecha competitiva importaba. Es por eso que es el deporte del pueblo. Siempre hay un equipo con el que la gente se identifica. Además, tratandose  de un colegio americano con un alto porcentaje de estudiantes de ese país, estos apoyaban a sus diplomáticos en la competencia. Recuerdo estar en mi clase de computación mientras se disputaba el partido EE.UU. contra Irán, el cual los persas ganaron luego de 90 minutos de tiempo reglamentario. En mi vida he visto tanto apoyo e interés a este nivel referente a cualquier otro evento internacional. Será seguramente por esto que se llama “soccer” en América del Norte.

México fue una de las grandes revelaciones para mí. Los aztecas disponían de un plantel poco conocido fuera de su liga doméstica y llegaron a Francia armados de una determinación sin igual para demostrar su dedicación a este deporte. Luís “El Matador” Hernández lideraba el ataque mexicano y realmente dejó una imagen inolvidable en la historia de esta competencia. Empezaron su campaña enfrentándose ante Corea del Sur, remontando un déficit en el marcador de 0-1 para ganar 3-1. ¡Qué gran revancha!. Días después, perdían ante un buen armado equipo belga por 2 goles pero lograron terminar el partido 2-2. El último enfrentamiento decisivo en la fase de grupos fue ante los Países Bajos donde pudieron conseguir importantes puntos empatando nuevamente 2-2. Esto no era nada fácil ante los Oranje. Los mexicanos parecían haber encontrado el arma secreta en su banca, alguien llamado Jesús Arellano. Cada vez que entraba de suplente, hacía una diferencia a favor de El Tri. Aunque me hicieron soñar con su increíble garra, sobre todo al estar ganando 1-0 ante Alemania en la siguiente ronda, no contaban con la ética trabajadora del alemán que luchó y ajustició los aztecas con una sentencia final de 1-2. Fue devastador ese final después de tanto progreso.

Los brasileros no convencieron. Aunque disponían de los mejores jugadores del mundo vistiendo la camiseta de la selección, parecía que poner la canarinha de candidata fue una maldición de la bruja del balompié. En seis de los siete partidos jugados en territorio galo encajaron goles como si tuviesen un ciego en el arco. Muchos argumentan que no se producen grandes arqueros en ese país y este mundial sirve para apoyar ese debate. Los héroes en la cancha estaban hasta en frente con un modus operandi de “yo puedo marcar uno más que tú.” Estos son los partidos que convierten a los que dicen que no hay goles en el futbol. Para un verdadero hincha, la confianza se da en un equipo consolidado. Una victoria preciada es un 2 a 0, más que un 7 a 6. El mayor desafio fue ante los Países Bajos donde solo lograron ganar a penales. En ese momento, el verdadero amante del fútbol esta sentado a la orilla de su silla, cerca de entrar en paro cardiaco. Después de una larga lucha, lograron por fin llegar hasta la final contra el anfitrión.

Zidane sentenciando los cariocas
 
Las únicas victorias que convencieron de parte de los franceses, fueron los partidos jugados en la primera ronda. Después de alcanzar el pase a la siguiente ronda, los franceses se sentaban tranquilamente en defensa y jugaron de manera como si cada partido fuese el último. Claro que cada partido dejaba mucho que desear sobre todo cuando contaban con uno de los mejores armadores de la historia, el capitán Zinedine Zidane. Él era capaz de desarmar solo cualquier línea de defensa que le ponían en frente pero le faltaba un francotirador natural que lo acompañara. El mejor partido de Francia fue la final ante Brasil. El desorden que dominaba las alineaciones de los suramericanos llegó hasta el tope ante los europeos organizados jugando de locales. Dentro de los primeros 27 minutos, un hermoso tiro de esquina francés viajó hasta la calva de Zizou dirigiendo el balón hasta lo más profundo del arco carioca. Los brasileros parecieron responder únicamente con frustración, dejándose caer en el mundo profundo de la humillación tras un marcador final de 3-0. A veces, una persona puede desmoronarse al coronarla de favorita.

domingo, 11 de marzo de 2012

Cajamarca – La Gran Conquista

Muchos peruanos asocian el derrumbe del imperio Inca con la ciudad de Cajamarca. Este fue el lugar donde Atahualpa, el último emperador de la civilización precolombina, fue capturado al defender esta ciudad ante Francisco Pizarro y sus conquistadores sanguinarios. Los españoles estaban en desventaja numérica ante los guerreros quechua – un hecho común a lo largo de varios combates estratégicos por adquirir tierras en el Nuevo Mundo – pero su determinación los guió hacia un tremendo triunfo a favor de la Corona. Aparentemente, Atahualpa rogó por su vida ofreciendo a sus capturadores cuartos llenos de oro y plata. Los invasores extranjeros aceptaron la ofrenda del líder pero al recibir semejante tesoro, de igual manera lo ejecutaron. La moraleja en este cuento: Nunca confíe en un conquistador español.

Una de las calles más típicas de Cajamarca

La Cajamarca moderna se ha forjado cierta reputación por sus productos lácteos, hermosas iglesias coloniales, minas y los Baños del Inca – una verdadera fuente de  juventud. Los Bickford efectuaron ese viaje por Aero Cóndor – un viejo Fokker F50 – desde Lima para pasar un fin de semana festivo. Jamás había yo viajado en un avión que, al pasar por nubes, uno podía ver la condensación a través del pasillo que separa las filas de los pasajeros. ¡Alucinante! El objetivo primario en esta excursión era de pasar las vacaciones dentro de las aguas termales relajantes. Esta agua – similar a las de Rotorua, Nueva Zelanda y otros lugares de este lindo planeta – se calentaba de forma geotermal dentro de las profundidades de las capas terrestres. Les recomiendo de no meterse directamente a la fuente, al menos de que uno quiera saber lo que siente una langosta antes de llegar a su plato. El hotel Baños del Inca, un poco en las afueras de la ciudad, enfría el agua de la fuente para que los visitantes se bañen en piscinas públicas o en el confort de sus bañeras en sus respectivas suites.

Este viaje se lo recomendaron fuertemente a mi madre, después de sus tratamientos para el cáncer, debido a las cualidades terapéuticas de las termas. El agua caliente generalmente contiene sólidos disueltos y poseen una alta concentración de minerales. Es común encontrar componentes de calcio y litio, ambos instrumentales en la revitalización del cuerpo humano después de haber sido sometido a tratamientos de radioterapia. Estas operaciones médicas suelen disminuir el proceso natural creando la médula, entre varios efectos secundarios observados. Es como si los doctores explotaran una pequeña bomba nuclear sobre un área específica del cuerpo del paciente, aniquilando células infectadas y el margen de éxito es alto. No obstante, como muchas explosiones nucleares, siempre hay un escape radioactivo haciendo que el cuerpo rechace ese ataque como reacción natural. El camino hacia la recuperación de mi madre fue poco evidente, dejando muchas interrogantes a lo largo de varios años sin saber si podría reponerse al cien por ciento. Mi padre estaba determinado a probar alternativas como estos baños termales con la meta de asegurar un nivel de confort más elevado mismo si el peor de los casos se presentaría mañana. Si nos dejaría algún día, por lo menos le dimos un ambiente positivo.

Por lo que pude percibir, la gran mayoría de la población encontraba sus raíces en el pueblo quechua. La mayoría de los extranjeros encajan tan naturalmente como Arnold Scwarzenegger en la película Kindergarten Cop. Hasta mi madre era gigante allí. Muchos pueblos en el Perú parecían compartir un mismo ambiente contaminado. Las construcciones más nuevas parecían cansadas, casi como si la era moderna tuviese flojera de mostrar su cara marcando el progreso. Las calles se vestían de basura de todo tipo, mostrando la falta de un servicio de recolección adecuado, sirviendo como escenario a pequeños negocios de barrio luchando por supervivencia. La gente se portaba por la calle como un pueblo derrotado, quizás encontrando la rutina cotidiana agotadora, pues no existe esperanza de una vida mejor. Las nuevas generaciones nacen únicamente para tomar el relevo de los mayores. La memoria de los ancestros aborígenes humillados ante la conquista parece haber quedado engranada dentro del subconsciente del pueblo, siguiendo el duelo marcando el final de la época dorada incaica. La gente de Cajamarca comparte una historia muy similar a los demás pueblos aborígenes de Latinamérica.

Mi madre nadando en la piscina termal


Por mi parte, Cajamarca fue un viaje un poco aburridor al estar lejos de mis amistades pero hice lo mejor de la situación. Muchas veces, somos los amos de nuestro propio destino. Disponemos las armas para influenciar los elementos a nuestro alrededor, por lo menos hasta un cierto punto, sin importar las circunstancias donde nos encontramos. Invertí mi tiempo intercambiando entre programación televisiva, estudios y lectura conociendo a la vez el hotel. Quería distraerme de los eventos que dominaban mi cabeza con respecto a mi vida social en la base limeña. Mis padres si se aventuraron por el Cajamarca profundo, caminando para conocer sitios icónicos de la ciudad y viendo cómo vivían los habitantes. Me arrepiento de no haber aprovechado más la oportunidad de unirme al paseo debido a mi amor insaciable por la historia y la cultura. Mi arrogancia de adolescente me frenó en ese momento, demostrando que a veces, no queremos hacer algo pero sí lo deberíamos hacer. La única moneda que tenemos en esta vida es el tiempo y si lo malgastamos, no hay ninguna manera de reponer lo perdido.

domingo, 4 de marzo de 2012

Caracas – Volver A Casa

Cuando volvemos a nuestra ciudad después de un largo turno de servicio, sentimos dentro de nosotros como si un terrible vacío se acabara de llenar, encontrar esa paz que necesitábamos. Puntos estratégicos en este centro urbano desencadenan una serie de recuerdos al volver a respirar el dulce aire del ambiente, especialmente recorriendo las calles por las que solía transitar para ir al colegio, el lugar donde trabajaba uno y eventualmente trayendo más elementos a la memoria que parecían haber desaparecido. Dependiendo del tiempo pasado en exilio, algunas edificaciones ya no se ven exactamente como las recuerda uno. Esa memoria que creíamos fotográfica resultó tomar fotos desteñidas como una imagen Polaroid. En otros lugares, la naturaleza se apoderó de lo que eran jardines inmaculados ayer, los colores ya no coinciden y los edificios parecen haber sufrido ese abandono de tu ausencia. La ciudad pensaba que no volverías. Otros lugares parecen estar pasando por un boom, radiantes como si quisieran apoyarte en tus historias que “allá, las cosas son mejores.” La vida siguió sin ti y ahora los pedazos del rompecabezas mental ya no encajan tan naturalmente como lo hicieron tantas veces en el pasado.

Maman y yo en la bella Caracas
Para Pascua, 1998 – la Semana Santa para los países católicos, pues en los países protestantes se observa únicamente como un fin de semana de 3 días – Dad, Maman y yo nos montamos al avión rumbo a Caracas como parte de nuestra evacuación rutinaria. Maman logró encontrar nuestros queridos amigos, los Marquez, quienes estaban de vuelta luego de su misión en Quito, Ecuador. Después de nueve años, ya estábamos de vuelta. Nos avisaron de la misma forma que cualquier buen amigo lo haría, que quizás no era prudente ese viaje, principalmente porque Caracas pasó por el quirófano de un cirujano plástico ciego. La cosa no había cambiado mucho. Este gran sheik petrolero de Suramérica ganaba una reverenda fortuna vendiendo sus recursos naturales a un consumidor sujeto a los precios de mercado establecidos por una pequeña mafia de reguladores conocidos como la OPEC. Sin embargo, este tremendo productor no quería compartir las ganancias con la gente más pobre del país, sufriendo en unas condiciones de vida peores que cuando vivíamos allí. Realmente, el cambio más notable era la taza del crimen que incrementaba a una velocidad alarmante. Todos conocíamos el peligro, mismo porque cuando radicamos en ese lugar, tampoco era tan seguro, pero era una oportunidad perfecta para reunirnos nuevamente con nuestra querida familia venezolana. Normalmente, las probabilidades mejoran algo cuando se tienen contactos estratégicos que conocen bien su ciudad.
Jhonny y Juan llegaron al aeropuerto en Maiquetía, un lugar que conocimos muy bien durante nuestra misión de 1986-1989. Paseando por el área de llegadas, me sentí como si el procesador del computador mental estubiese buscando imágenes dentro de mi registro de archivos guardados, intentando reconocer cada milímetro de lo que tenía ahora enfrente  de mí. Me sentí como de vuelta en casa nuevamente, y me sentí totalmente feliz. Juan y yo pusimos las maletas en el baúl del auto cuando noté una perforación circular sobre la parte trasera en el lado del conductor del Mercedes,  de clásico color limón. En camino a Caracas dejando La Guaira, pregunté lo que causó este misterioso defecto y me explicaron folclóricamente que algún malandro armado disparó un par de veces en dirección del auto y sólo una bala impactó en esa parte del vehículo. Todos nos preguntamos si ese acto de agresión fue provocado o no. Mientras nos explicaban, nadie pensó paranoicamente en la realidad del peligro en la ciudad si no que reaccionamos todos ante este monólogo como un hecho curioso de la vida cotidiana. El señor tenía una gran don para contar anécdotas, totalmente despreocupado, lo cual hacia parecer cualquier circunstancia como algo cómico. No se puede decir realmente, que cosas por el estilo nunca nos sucedieron en mi familia, sobre todo a los que me vienen siguiendo desde el principio. Cuando uno debe vivir una vida normal dentro de un ambiente de inseguridad, uno se vuelve desensibilizado y logramos encontrar humor en situaciones complicadas. La vida se vive un poco más fácil así. Realmente, no hay nada que se puede hacer para cambiar esa realidad negativa y a veces, en vez de sentirse sin autoridad, reirse ayuda a apaciguar las preocupaciones aunque sea de forma temporal. De otra manera, uno terminaría encerrándose en el armario que uno quiera cómodamente, pero eso hace más daño al bienestar y salud mental a largo plazo.
Fue genial ver esos edificios que caracterizan la bella Caracas, como el Teatro Teresa Carreño, el Museo de Bellas Artes, el Museo de Arqueología, la Plaza Bolívar y el Capitolio Nacional. Todos estos lugares reactivaron mis células de la memoria. Tampoco puedo olvidar de mencionar el tremendo sistema de autopistas de la ciudad. Todos estos monstruos espectaculares de concreto se ganaron sus propios apodos, tal como el ciempiés y el pulpo, por todas sus entradas e intercambios de tráfico vehicular. Las calles de Venezuela seguían mereciendo su presencia en el mapa. Aún dominaba la motocicleta dentro de los embotellamientos. El mayor cambio dentro de la decoración urbana era el número de Wendy’s lo que me resultó muy extraño. En las ciudades de Suramerica, normalmente había visto Burger King y a veces Pizza Hut – tenían los mejores juegos para los niños – y MacDonald’s siempre llegaba cerca de nuestra fecha de partida. Ese síndrome de los Arcos Dorados era una coincidencia muy peculiar. En los años 80 y 90, jamás ví un Wendy’s fuera de América del Norte. La misma noche en que llegamos a Caracas, fuimos a cenar a Hollihan’s. Generalmente es un restaurante termino medio en la escala americana pero en los mercados del sur, tiene un toque más refinado para el público similar al de Tony Roma’s y TGI Friday’s. Las demás comidas nos trajeron de vuelta a la dieta venezolana junto con sus deliciosas arepas, tequeñones y el pabellón criollo. Cuando uno viaja por el mundo, se tiene uno que permitir aprender más de esta experiencia a través del mundo de la gastronomía, desarrollando su maravilloso paladar – un verdadero regalo de nuestro creador – y notará inmediatamente la ventaja. Hay un enorme mundo de sabor fuera de casa. Poder aprovechar la compañía de nuestros queridos Márquez junto con la respectiva risa y diversión lo que le agregó aún más sabor a la comida. Una buena comida siempre debe ser acompañada de buena compañía.
Con nuestros amigos los Marquez en Venezuela

Este regreso a Caracas no tuvo paralelo con ninguna otra experiencia que había vivido hasta la fecha. Cada centro urbano en el que estuvimos en misión se conformaba a una rutina de tres años. Durante este tiempo, yo me volvía parte de esta ciudad, absorbiendo elementos de su cultura, conociendo varios atajos – mi sentido de dirección era igual desde chico y jugaba el papel de un GPS para mi padre para evitar embotellamientos en nuestro camino de punto A a B – y respiraba ese mismo aire que todos los demás ciudadanos. De cierta forma, me ganaba mi lugar en cada magnífica ciudad. No obstante, después de cada misión, siempre empacábamos nuestras cosas sabiendo la alta probabilidad de que nunca volveríamos, dejando ese capitulo atrás en el libro de nuestras autobiografías. Este viaje rompió con ese patrón establecido. Era curioso que, aunque sin importar los años que quedaron atrás, mi lugar entre la gente de Caracas parecía seguir allí como si me estuviese esperando. Aún pertenecía a esa energía que hacía vibrar el corazón urbano de la ciudad. Me sentía entre mi gente con mis queridos caraqueños como si este fuese mi hogar. El significado de hogar parecía más complicado ahora en mi diccionario. Me preguntaba si me sucedería lo mismo al volver a Brasilia y Santiago ya que sentía una gran afinidad por estos lugares mismo sin tener lazos con gente por allá. Venezuela formaría para siempre parte de mi ser.