Un(a) niño(a) de tercera cultura (TCK / 3CK) o niño(a) trans-cultural es "una persona que, como menor de edad, pasó un período extenso viviendo entre una o mas culturas distintas a las suyas, así incorporando elementos de aquellas a su propia cultura de nacimiento, formando una tercera cultura."

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domingo, 27 de marzo de 2011

Sobrevivientes de los Andes: Capítulo Parinacota

Parinacota esta situado hacia al Este del Desierto de Atacama, es el punto mas distante al Norte de Chile. El clima sigue siendo bastante árido y barren aunque, debido a la alta altitud, la tierra cuenta con la condensación y un poco de humedad de la condensación de las nubes. Nuestro punto de partida durante nuestros paseos por la Cordillera estaba situado en Putre, un pueblito andino muy pequeño que contaba con un poco menos de 2000 habitantes (al parecer la población disminuyo de 29% de 1992 a 2002), y se encuentra a 3.500m de altura. Aquí, se me prensento el reto mas grande jamás visto incomodándome bastante: el mal de altura. La mayoría de la gente que padece del mal de altura o soroche empieza a manifestar síntomas a partir de los 2.400m. La presión del aire es mas baja, de forma significante, que al nivel del mar. De cualquier manera, me pongo pálido, mis labios se me ponen morados y me cuesta trabajo respirar. A estos efectos secundarios se les suele comparar con aquellos de una terrible influenza, envenenamiento por monoxido de carbono o bien como se siente uno al día siguiente de haber estado tomando. En el peor de los casos, si esto se prolongase existe el peligro de edema pulmonar debido a la altura o bien de un edema cerebral, que eventualmente puede desencadenar en la muerte. La gente andina combate el soroche principalmente mascando hojas de coca o bebiendo te de coca con el fin de estimular el paso del oxigeno. Otra alternativa para estabilizar el sistema es chupando limones o algún otro tipo de cítricos. Estos pueblos están muy lejos de los lujos de la civilización moderna, obligando a su gente a racionar sus víveres y su dieta es básica. La fauna principal consistía en vicunas, alpacas y llamas. Los andinos criaban llamas y su carne formaba parte de la cocina de la región. Chile tenia su propio sándwich de marca llamado barros luco (ese nombre se le dio en honor a su anterior presidente Ramón Barros Luco) utilizando carne de rez y queso derretido como ingredientes principales. En Putre la carne de rez se substituía con carne de llama, a mi parecer tiene un sabor exquisito. !Sándwich de llama! !Que delicia!


Ingrediente principal del barro luco andino
Con gran valentía nos atrevimos a aventurar aun mas por las montanas de Putre haciendo excursiones por el día, pasando por lugares remotos por donde ningún Bickford había pasado antes. Después de un viaje sumamente lento de 50 km - debido al áspero camino y las limitadas redes de carreteras - llegamos al Lago Chungara. Este lago se encuentra a 4.517m de altura sobre el nivel del mar. Se pueden imaginar, basándose en la previa explicación, de que color se me puso la piel y la cara debido a semejante altitud. Al fondo de ese lago idle y de singular quietud se situaba el Volcán Parinacota con una elevación de 6.348m. Aun en la actualidad me da gusto que no se nos ocurrió la maravillosa idea de subir o escalarlo hasta la cima. Recuerdo su belleza natural pero también que me sentía todo el tiempo enfermo. Las llamas indígenas galopaban graciosamente a nuestro alrededor aunque ya sentía yo cierta dificultad para caminar. La mayoría de los seres humanos que encontrábamos a nuestro paso vivían en casuchas construidas de piedra y paja. Esta gente normalmente, no estaba acostumbrada a ver pasar a nadie por esos lares, entonces al vernos corrían buscando refugio al sentir que nos estábamos acercando. Esto hizo que nuestras aventuras fueran aun mas complicadas, ya que no contábamos con nuestra astucia en cuanto a nuestro recorrido y los puntos de interés. Llevábamos un mapa de carreteras pero no indicaba ningún camino asfaltado ni ningún posible asentamiento. Nuestro plan era de llegar hasta el pueblo de Visviri, un pueblo fronterizo/zo de aproximadamente 300 chilenos orgullosos ciudadanos de compartir esta área con Tripartito, Perú, y Charana, Bolivia. Mi papa y Brian habían consultado las referencias del mapa que llevábamos y todo indicaba que teníamos el tiempo suficiente para llegar hasta el pueblo de Visviri y volver antes de que cayera la noche. Nuestro comité de parlamentarios analizo la propuesta y voto a favor, ya que esta era una sola y única posibilidad en la vida? ¿Cuantas veces mas en el futuro, tendríamos la oportunidad de hacer un viaje así a esta parte de los Andes? Mi papa continuo manejando un trecho plano, entre montículos de arena y arbustos. Convencido de que era el camino a seguir que nos llevaría hasta nuestro destino. Aparentemente, ninguno de nosotros había aprendido de nuestros antiguos expladores el uso de la brújula además en esa época aun ni se pensaba en el GPS para uso personal. Estábamos haciendo todo bien al ritmo tranquilizador de Roger Whittaker escuchando su serenata en los parlantes de nuestro Samurai. Todo esto era un nuevo mundo para el en los Andes. Después de un sinfín de brincos y sacudidas sentimos aliento al ver un asentamiento a lo lejos.

Este era el ultimo tramo que nos faltaba para llegar a Visviri pero un enemigo mortal bloqueaba nuestro camino impidiendo nuestro paso se trataba de: "un arroyuelo". De ninguna manera se trataba de un charco. Nos paramos para analizar este obstáculo detenidamente, pensando en todas y cualquier opción para atacar este problema que se nos presento  con el camino y proceder hasta llegar hasta nuestra tierra prometida. Como no había transito en el camino en ninguna dirección (Dudo que hayamos visto máximo dos vehículos desde que salimos de Putre), no había nadie ni nada que nos guiara como ejemplo. Mi padre, el mas aventurero de los cuatro, decidió que era mejor seguir el rumbo del arroyo y salirnos de la carretera para pasar por el fango o lodo. Ese momento no fue el de mayor orgullo. Nuestro Samurai ahora estaba atascado en el fango. La primera reacción del hombre a cargo era de buscar una tabla o una cuerda para nivelar el vehículo con el fin de incrementar la tracción de las llantas. Para nuestra gran sorpresa, me parece que fue Brian quien se dio cuenta que un camión se aproximaba. Los chóferes del camión disminuyeron la velocidad al aproximarse al arroyo y mi padre pounced con la oportunidad de pedir ayuda. Aun recuerdo nuestra desesperación. Si estos viajeros no nos ayudaban... ¿Quien nos ayudaría? No era como si tuviéramos la oportunidad de llamar al auxilio vial para que nos ayudaran. Después de una respuesta compasiva por parte de los chóferes del camión, mi padre saco su billetera, un arma mortal para un 'gringo' y les dijo: "!Tengo dinero! !Por favor ayudemos!". Hubieran podido apoderarse del dinero y dejarnos tirados en el fango pero simplemente se fueron sin mas. Conforme el camión se alejaba hacia Visviri en la distancia, empezamos a contar nuestros últimos minutos preciados en el planeta Tierra. Sin embargo, fue como si los Dioses Andinos tuvieran planes diferentes para nosotros y que estaban de nuestro lado ese día.

Nos pareció una eternidad desde el momento en que nuestro amigos, los camioneros, nos abandonaron y hasta que un jeep de Carabineros se aproximo. Quizás los camioneros al padecerse de los pobres extranjeros medio locos pasaron la voz a la patrulla de la frontera informándoles que una familia se había quedado atascada y que enviaran un grupo de rescate. Los policías engancharon nuestro valiente Samurai a su vehículo y echaron marcha atrás para jalar con una cuerda atada a su propio vehículo. !Nos sacaron del fango! Después nos hicieron preguntas sobre el método de haber llevado a cabo algo que no venia al caso. Por supuesto, que nos dimos que cuenta que no teníamos la respuesta correcta. El oficial procedió preguntándonos hacia donde nos dirigíamos y orgullosamente contestamos que nos dirigíamos hacia el pitoresco Visviri. Nos sugirió que no era muy buena idea y nos propuso que mejor empezaremos nuestro camino de regreso a Putre porque de otro modo se nos iba a hacer de noche. Amablemente, nos explico la ruta mas rápida de regreso a nuestra base de partida, mencionando a este respecto, un camino que nos conduciría hasta un pequeño puesto de policía como punto de referencia. Una vez que llegáramos a ese sitio otro carabinero nos daría mas información. Además, nos volvió a hacer la recomendación de mantenernos fuera del lodo. Aceptamos graciosamente su consejo después de haber superado una experiencia donde arriesgábamos la vida. Ahora, ya no se nos presentaría ningún problema  mayor...Hasta que un ruido estruendoso nos llamo la atención y nuestro jeep parecía haberse desnivelado. Mi padre se detuvo, observo el área dando toda la vuelta a nuestra bestia colorada, y se dio cuenta que una llanta estaba ponchada. Hasta la fecha, escucho historias de lo difícil que es cambiar una llanta ponchada a una altitud de mas de 4.000m sobre el nivel del mar. Después de esto, nos mando a los tres de cacería en una fácil tarea de encontrar un piedra grande o un ladrillo, aun  no estoy seguro si el pensaba que había algún centro de jardinería o negocio de esa índole en la cercanía, pero nuevamente, esta no fue una tarea fácil cuando piedras y ladrillos no figuran en el esquema indigenous del área. Logramos encontrar muchas piedrecillas Después de un rato, mi papa logro cambiar la llanta y de nuevo nuestro jeep estaba sobre cuatro ruedas para continuar nuestro camino. Encontramos el puesto de carabineros mencionado anteriormente. El oficial nos saludo, nos dio mas instrucciones para continuar el camino y le pareció divertido que pensáramos estar de regreso en Putre antes de que cayera la noche. Después del fiasco que nos llevamos con el atasco en el lodo y la llanta ponchada, no nos hizo ninguna gracia, que digamos, su comentario.


Lago Chungará y el Volcán Parinacota
El nuevo amigo nos aconsejo que ruta debíamos tomar para regresar a casa, y mejor seguimos sus indicaciones. Nos recomendó que siguiésemos por ese camino hasta llegar a la quebradita - palabra describiendo un pequeño acantilado - luego teníamos que cruzar un pequeño rio y continuar recto hasta llegar a Putre. Nos advirtió de no salirnos del camino para no tener problemas, de ese modo estaríamos siempre a proximidad de la base militar y varios lugares estratégicamente anti-personnel landmines. These landmines tenían una interesante y larga historia también y se habían colocado en caso de que a alguno de los países vecinos se le ocurriera incursionar a territorio chileno. La pista que nos dio fue, que cuando pudiéramos ver la base militar, entonces estaríamos casi de vuelta a nuestro centro de operaciones. Ahora contábamos con una mayor dosis de acción que al principio de lo que negociamos. Una vez que llegamos hasta el anteriormente mencionado pequeño acantilado, este resulto ser mejor dicho el Gran Canon Chileno. Seguimos un pequeño camino el mas angosto jamás visto - nuestro Suzuki apenas alcanzaba a abarcar este sendero y veíamos un enorme precipicio por la ventana - descendiendo into the gorge. Una vez que llegamos a una superficie mas plana, se nos cruzo en el camino un pequeño arroyo. Maman, Brian y yo,  dimos instrucciones a mi papa de que no se saliera del sendero esta vez y seguir siempre derecho por ese camino. Esta vez no nos quedamos atascados, evitando así un ataque de pánico y continuamos nuestro camino rezando not to uncover neighboring mines. Pronto se nos hizo de noche teniendo que manejar en plena oscuridad, sin tener ni la menor idea si continuábamos sobre el camino o no. Todo lo que mi padre podía hacer, era adivinar manejando despacio entre montículos de arena mientras los otros tres, rezaban pidiendo de nuevo a los Dioses Andinos que velaran por nosotros. Con tal suerte, que vimos las luces de la base militar en la distancia después de una eternidad de oscuridad, y de repente, nuestros faros dieron con un letrero indicando "Putre 5kms". Por fin, ya estábamos sobre el buen camino y sobreviviríamos para poder contar la historia.

domingo, 20 de marzo de 2011

El Desierto de Atacama

El Desierto de Atacama es el más seco del planeta. Los Bickford tuvieron la oportunidad de aventurar en esta maravilla natural durante nuestra estadía en Chile. Llevamos a cabo varias expediciones valientes en un Suzuki Samurai implacable, una de las creaciones más sigilosas de la indústria automovilística japonesa. No existe ningún otro vehículo más cómodo que esta bestia sobre cuatro ruedas, particularmente cuando uno tiene el privilegio de viajar en la parte posterior sentado un asiento hecho de puro fierro. En la mayoría de nuestras adventuras, mi padre era el capitán al mando (al volante si así lo prefiere), mi hermano como copiloto leyendo nuestro mapa detallado de la carretera (dura labor ya que todo se ve y parece un gran montón de arena y polvo donde las carreteras quedaron enterradas sin dejar rastro) y mi Maman y yo sentados atrás. Aunque nosotros desempeñábamos un papel más secundario en la dicha expedición, nuestros traseros tenían que aguantar todos los golpes debido a los baches y hoyos en la ruta amortiguados por la suave almohada (el piso metálico del jeep). Tal vez, es debido a la experiencia con este vehículo en particular, que desde entonces padezco de mareos cuando viajo en la parte posterior en cualquier medio de transporte. Esto no quería decir que los chilenos no se preocuparan por la infraestructura de sus vías de transporte, pero la verdad es quién querría invertir en una super autopista que atravesaba un enorme desierto. Según la definición actual, no hay mucha gente que radica en los desiertos, por lo tanto no era una máxima prioridad. ¿Cuál sería la razón por la cual alguien necesitaría carreteras seguras? ¿Y por qué se le ocurriría a unos diplomáticos desquiciados ir por esos lares?
El Suzuki Samurai: Nuestro Valiente Acompañante
Calama, el remoto pueblo de aproximadamente 150,000 habitantes, predominantemente de origen indígena, nos sirvió de morada para una de nuestras misiones del desierto indomable del Atacama. El aeropuerto era como una franja aérea siendo una pequeña terminal que se asemejaba a una terminal de autobuses de una ciudad, rodeada de una nada infinita. Una de las mayores fuentes de empleo para el pueblo era la mina cercana de Chuquicamata. Esta mina de cobre y de oro era la segunda mina de cielo abierto más grande del mundo y tenía un nombre que me gustaba repetir a menudo. Chuquicamata. Además de estar sumamente impresionado por la profundidad increíble de esta mina, admiraba también el tamaño de los camiones utilizados en el proceso de la extracción. Estos se parecían a mi camión Tonka de juguete al que me había encariñado mucho cuando niño. Mi hermano y yo admirábamos ese juguete, sobretodo porque nos podíamos parar encima de él, usarlo como patineta y de alguna manera siempre permanecía intacto. Un juguete realmente indestructible. Mis padres siempre tomaban todas las medidas de precaución y preparación para poder estar bajo control de cualquier situación que se llegara a presentar antes de salir a conocer y recorrer nuevos lugares. Tuvimos que llevar  buenas provisiones, ya que no existían los centros de servicio ni restaurantes para comprar algo de comer, también teníamos que llevar tanques de gasolina, en caso de que se le acabara a nuestro fiel amigo Samurai, y agua potable para beber. Llevábamos una llanta de refacción atornillada a la puerta de la parte posterior del auto, el que prácticamente parecía cajón, conformándose al estilo popular de los Jeep americanos de la época. Los Bickford siguieron las tres reglas de mi maestro de debate de noveno grado : 1) estar preparados, 2) estar preparados, 3) estar preparados. Las distancias en esos caminos de terraplén hicieron que nuestro viaje fuese más largo y más lento por lo tanto teníamos que programar todo para evitar quedarnos atrapados en medio de la nada al anochecer. Mis padres eran unos expertos para la planificación aún cuando se trataba de situaciones hipotéticas, algo que siempre he admirado. Nunca entendí cómo lo lograban a la perfección en cualquiera que fuese el caso, pero me gusta pensar que heredé esta excelente cualidad.
Una vez que estuvimos preparados y dotados de todo lo previsto inclusive cumpliendo con el horario, empezamos con nuestra intrépida expedición de nuestros alrededores. No se trataba de ningún Las Vegas por ahí, eso se los puedo asegurar. Este enorme desierto daba la impresión que la raza humana jamás podría vencer el poder de nuestra madre Gaia. Presentamos nuestros honores a los 'salares' , una remota idea de lo que solían ser lagos tiempos atrás, habiéndose reducido a sal pura. Las fortaleza precolombina de Pukará de Quibor, permanece prácticamente enterrada dejando la presencia indígena olvidada en el tiempo, al igual que la Aldea Tulor. Reservas de agua enteras desaparecieron junto conduciendo una migración de poblaciones enteras rumbo hacia ciudades más grandes. Mucha de la flora y fauna desaparecieron al perder la lucha continua ante la erosión. Sentí como si fuésemos los primeros en descubrir estos lugares después de varias generaciones de abandono. Los poderosos Dioses del Atacama regían estas tierras y eran la única autoridad para determinar quienes eran los bienvenidos al reino. Formaciones naturales que daban la apariencia de rocas así como las dunas estaban ahí compartiendo sus propias historias con los viajeros. El Valle de Luna, se le dió ese nombre debido a que el paisaje tenía ese parecido, el Valle de la Muerte, un valle repleto de tremendas dunas y rocas gigantescas, así como el Volcán Licancabur, que se presentaba como el guardián de San Pedro de Atacama. Además, hasta dimos de casualidad con una bahía seca con montones de piedras exóticas que significaba un gran tesoro para mi hermano mayor, Brian. Él tenía una gran colección de piedras que había ido aumentando con el tiempo, y mi padre aprovechó la oportunidad para aumentar su contribución. Conforme íbamos acercándonos a unos montones amarillos en la lejanía, incrementaba un fétido olor a huevo dentro del Suzuki. La primer reacción de los hombres aventureros fue de echarle la culpa el uno al otro, colocando una mirada matadora al posible sospechoso. Al acercarnos aún mas, mi padre pudo darse cuenta que se trataba de un montón de azufre y que esto no formaba parte de ninguna falla de las funciones de los órganos internos de los pasajeros. Les puedo decir que ese olor corrosivo es algo que no le deseo ni a mi peor enemigo.


Continuamos nuestra aventura llegando a la metrópolis de San Pedro de Atacama, (aproximadamente a 100kms de distancia de Calama por un sendero polviento llamado carretera) el cual pudo haber sido usado en alguna escena de Indiana Jones y el Templo Maldito. El censo del año 2002 calcula que la población es de unos 5000 habitantes. Me cuesta trabajo creer que en dicho pueblo haya habido algún auge demográfico desde nuestra visita en los comienzos de los años 1990, pero según lo que recuerdo, estaba bajo la impresión que cuando mucho, el pueblo contaba con una población más cercana a las cién personas. Nuestro hotel estaba ubicado en pleno centro de la ciudad (no hay que confundirlo con los suburbios aledaños del pueblo). Se llamaba Hostal San Pedro de Atacama administrado por la dueña, una mujer australiana. Nos hospedamos todos en la Suite Presidencial, una habitación acogedora con pisos duros de piedra helados, las camas individuales más pequeñas jamás vistas, la pintura de las paredes, la que normalmente aplican los que se encargaron de la construcción en la época precolombina y una áspera sobrecama haciendo las veces de ropa de cama. El baño que debíamos compartir constaba de un inodoro de porcelana 'digno de confianza'  y una ducha con una gran personalidad. La ducha parecía una manguera de jardinería negra con un solo ajuste, como si alguien estuviese pisándola evitando una presión fluida. Por la noche después de nuestras aventuras en los alrededores, teníamos que cerciorarnos de cenar pronto y alistarnos para ir a la cama lo más pronto posible porque todas las noches cortaban la luz a las 10. Esto me hizo valorar el estilo de vida de clase media a la que estaba acostumbrado.
Brian, Maman y yo en el Valle de la Luna
Los puntos de interés del pueblo eran pocos pero a la vez no tenían precio como avenida hacia la historia del lugar. En San Pedro de Atacama se encuentra el Museo Arqueológico Gustavo Le Paige, que cuenta con  muchos artefactos que datan de la era precolombina y representan la antigua cultura atacameña. También habían unas cuantas momias en exhibición y un cuidador en el museo quien se había tomado la libertad de nombrar a una de las momias, Miss San Pedro de Atacama. Esto fue verdaderamente, lo que más me fascinó de la visita, ya que no podía creer que estaba admirando una verdadera persona que había vivido cientos de años antes de que yo aterrizara en este mundo. Al mismo tiempo, me sentí un poco incómodo por el respeto que se le debe a un difunto y no me gustaría que mis restos fuesen exhibidos a turistas. El siguiente punto de interés fue la iglesia de San Pedro, la cual representaba más bien un momento histórico. La iglesia estaba cerrada al público en aquella época, pero seguramente era un reglamento adoptado con el fin de preservar mejor el edificio, pero igual así la pudimos apreciar por fuera. Este lugar de rito lo construyeron de adobe, un material natural generalmente a base de agua, arcilla y arena. Me pareció increíble que sin importar a dónde se hayan establecido los españoles siempre dejaban su huella construyendo iglesias. Era increíble para mí darme cuenta de como nuestras civilizaciones siempre han querido dejar un rastro para las futuras generaciones como recuerdo de que estuvieron ahí, como para intentar asegurar una cierta forma de inmortalidad. Antes de llegar al Desierto de Atacama, el único concepto que tenía en cuanto a los desiertos se basaba en las películas de Hollywood acerca del Mojave o del Sahara y me di cuenta que el de Atacama tenía mucho menos población de lo que me esperaba.

domingo, 13 de marzo de 2011

Valparaíso, la Joya del Pacífico

Una de las ventajas de vivir en Santiago es el estar cerca de la Costa del Pacífico solamente a unos 120kms de distancia. Las playas aledañas son muy bonitas y tanto los chilenos como los extranjeros disfrutan mucho de ellas. El centro urbano más grande se llama Valparaíso y durante mucho tiempo fue el puerto de mayor  importantancia  en Chile. Este medio de transporte tuvo su época de apogeo antes de que se terminara el Canal de Panamá, dando acceso al tráfico marítimo entre los oceanos Atlántico y Pacífico pasando por el Estrecho de Magallanes. Valparaíso era el puerto ideal para el abastecimiento de víveres y hacer una pausa antes de continuar con la ardua jornada del viaje. Este puerto también fue de gran utilidad para gran parte del contingente de la marina chilena. Más recientemente, el Congreso Nacional del país se volvi a establecer allí a principios de los años 1990. La parte más grande e importante, la caracterizan pueblos pintorescos como Viña del Mar, reconocido por sus festivales culturales a nivel mundial. Reñaca siendo un destino de importancia durante el verano para disfrutar de la playa y nadar en el oceano así como Villa Alemana, lugar al cual se le dio el nombre de la ciudad de la eterna juventud.

Brian y yo en el balcón de la casa en Reñaca
Durante los tres años que vivimos en Chile, nos familiarizamos bastante con la región. Recuerdo la primera vez que fuimos a la costa, el camino que tomó mi padre manejando nuestro Citroën era un camino bordeando la costa entrando por Concón. Podíamos ver las majestuosas olas, por las ventanillas del automóvil, reventar contra las rocas y las focas reposando en ellas. El ruído que hacían estos animales era muy similar al de un perro resfriado. Su olor particular parecía mezclarse con la brisa del mar. Continuamos por este camino hacia el sur hasta llegar a Reñaca, un pueblo en la playa en donde acostumbrábamos quedarnos. La Embajada del Canadá alquilaba una propiedad ahí, a un costado de una colina con vista a la playa. Esta casa tenía una vista muy bonita de la bahía a cualquier hora del día, pero lo que más me gustaba eran las luces por la noche. No estoy seguro de como fue que esa casita de playa fue a dar a manos del Gobierno de Canadá pero definitivamente fue un atractivo mayor. El sistema para lograr reservarla se basaba en quien la pidiera primero, esa seria la persona a quien le tocaría o bien en forma verbal poniéndose de acuerdo con la sección administrativa. Sin embargo, por algún motivo fuimos los que mas disfrutamos de este lugar debido a que a las demas familias no les llamaba mucho la atención. Durante los meses de verano, la playa estaba repleta, pero después, parecia como si el pueblo entero era solamente para que nosotros lo disfrutaramos. Era muy bonito poder estar en la casa y disfrutar del silencio absoluto para disfrutar del murmullo de la marea y el ritmo de  las olas a lo lejos.
Definitivamente valía la pena ir cuando no era temporada, ya que así era más fácil ir a conocer los lugares interesantes de la ciudad. Siempre encontrábamos mesa en los buenos restaurantes del lugar y sin turistas, una enorme fuente de capital para los negociosos, la gente en el servicio de la industria no estaban agobiados para poder así proporcionar un excelente servicio. Uno de mis lugares favoritos para deleitarme con una comida de calidad era La Mia Pappa - sin confundirlo con el restaurante en Santiago que lleva el mismo nombre. El menu consistia en una mezcla entre la cocina tradicional chilena y platillos italianos. Los hornos de piedra para las pizzas eran fabulosos. Este elegante restaurante estaba construído decoración eran inmaculadas dando la impresión a los comenzales que era el mejor lugar para comer en Viña del Mar. Las mesas lucían manteles finos blancos y servilletas haciendo juego, y hasta las bebidas gaseosas o refrescos los servían en garrafas de cristal, dando a los niños la impresión de que tomaban bebidas de la fuente mas fina. En una ocasión nos tocó una mesa de donde podíamos ver en agua del mar debajo del piso de madera del restaurante por unos huequitos. De ninguna manera esto hizo que cambiara la calidad del lugar o bien disfrutar de él. La mayoría de la gente a quien no le gusta mucho que digamos el brocoli, le podía dar fin a esta horrible cosa verde en el fondo del mar si así lo deseaba.

En Viña del Mar habian una mansiones históricas muy bonitas, tales como el Palacio Rioja y otras quintas que pertenecieron a prestigiosas familias de negocios en esa región. Los visitantes podían darse cuenta del estido de vida de la gente rica y famosa por los detalles en la decoración de las casas asi como el perfecto estado en que las mantenían. Si no habían cordones para el impedir el paso de los turistas y dividir los salones, uno hubiera pensado que aún vivieron allí durante los años 1900. Habían varios parques, monumentos y aceras de tablas de madera, todas muy bien cuidadas hasta el último detalle, en particular el reloj floral, una señalización natural de la ciudad. Había una plaza también de tablas de madera - desgraciadamente no recuerdo el nombre - pero la gento alquilaba bicicletas o una carreta tirada por caballo para tours de los alrededores. Primero nos aventuramos a ir y recorrer esta plaza a la orilla del mar para ver gente que nunca había visto antes. Habían muchas gitanas, luciendo su vestimenta de Europa del Este, al acecho de clientes a quien les pudieran leer la suerte. Mi padre siempre tenía una naturaleza atrevida para descubrir y probar nuevas aventuras, sin embargo tanto él como mi madre trataban siempre de evitar estas mujeres a como diera lugar. Ellas se aproximaron en varias en ocasiones y mis padres siempre contestaban "¡No gracias!" Yo tenía cierta curiosidad on respecto a estas mujeres y por qué las teníamos que evitar. No fue si no hasta que una de estas mujeres se interpuso en nuestro camino y amenazó a mi padre diciéndole: " Ha escuchado hablar de la maldición de la gitana?". Mi padre no la miró y le contestó: "No! Pero ha oído hablar de la del carabinero (nombre que se le da a la policía chilena)?. El resultado fue curioso porque después de tan educada respuesta por parte de mi padre, la gitana retiró y se fue a unir a sus amigas, las cuales no volvieron a acercarse. Tengan esto presente si es que todavía están en esa plaza a orillas de la costa. Así evitarás que a ti y las personas que quieres les echen una maldición.

Yo en frente del Museo Naval
El área del puerto de la ciudad de Valparaíso también tenía su encanto. Nos gustaba ir a un restaurante donde solíamos frecuentar a menudo para comer, en donde nos daban una mesa en el segundo piso en un balcón. Este era un lugar ideal privilegiado para poder ver y observar los barcos en el muelle y algunos más grandes de la marina. Al pié del edificio, habían varios comerciantes en los muelles vendiendo todo tipo de cosas, hasta peces, que Brian y yo comprábamos para el acuario que teníamos en la casa en Santiago. Había tiendas de sellos de correo (algo muy bueno para nuestras colecciones), tiendas de antigüedades (excelente para desarrollar paciencia a temprana edad), y otros lugares divertidos para gente de todas las edades. El sistema de transporte de la ciudad comprendía funiculares - ascensores para nosotros viviendo ahí - que nos permitian llegar hasta arriba por un costado de la colina de la bahía sin ningún problema. Estos funiculares eran de madera y se deslizaban hasta arriba del costado de la colina por un sistema de como de riel. Subimos en ellos para ir a conocer el Museo Naval, el cual era una maravilla histórica. Este museo contaba con una colección de uniformes navales de principios del siglo 20, maquetas de réplicas de banderas o estandartes de barcos navales y hasta un albatross disecado. Pensé que el albatross era un ave impresionante, especialmente debido a su tamaño. Pudimos ver y visitar muchos sitios como la Sebastiana, una de las casas del poeta Pablo Neruda, la Concepción y el Distrito histórico Alegre y muchas de las iglesias del área.

domingo, 6 de marzo de 2011

La FIFA Copa Mundial Italia 1990

Al acercarse el invierno en junio de l990, la atención se apartó del nuevo presidente de la república para dirigirse hacia Italia. El evento más imporante en todo el universo llegaba en vivo y en directo desde Europa a la pantalla de nuestro televisor: El Mundial FIFA 1990. Este evento monumental hizo que todo lo demás fuese secundario, no sólo en Chile, pero en muchos países del mundo entero. Mis amigos estaban decepcionados porque la Roja – el equipo nacional chileno – no calificó al certamen. Se presentaron circunstancias dudosas con respecto al portero e icono nacional, Roberto El Condor Rojas en un partido clave contra Brasil, el que hubiese podido garantizar una entrada a la fase de grupos al obtener como mínimo un punto. Brasil fue el anfitrión de Chile en el Estadio Maracaná en Río de Janeiro, partido en el que Chile tenía que empatar o ganar para calificar para dicho prestigioso torneo. Chile estaba perdiendo 1 – 0 en la mitad del tiempo y durante la segunda mitad del partido, El Condor abrió sus majestuosas alas y voló de picada hacia abajo sobre la cancha, cubriéndose el rostro con sus guantes. Aclamó que una bengala había sido arrojada sobre el terreno de juego y le golpeó hiriéndolo al pasar. El partido se suspendió porque los chilenos se negaron a seguir jugando bajo circunstancias peligrosas e insistieron en volver a programar otro partido en un estadio neutral. Al poco tiempo de este escándalo, El Condor Rojas confesó que se había lesionado a propósito usando una navaja de afeitar ocultada en sus guantes de arquero. Un comité establecido de la FIFA entonces descalificó a Chile de la eliminatoria y declaró que La Roja no tendría la oportunidad de jugar la eliminatoria para el Mundial 1994.

Anuncio del Mundial Italia 1990
Esta catástrofe nacional demostró lo mejor de los aficionados chilenos. Sin La Roja a quien irle, empezaron a apoyar equipos de América del Sur de la Confederación CONMEBOL que calificaron, incluyendo los campeones defensores, Argentina. Muchos de mis amigos y mi hermano se unieron a la hinchada argentina. Maradona estaba a cargo de la albiceleste cuando se midieron ante Camerún, Rumanía y la Unión Soviética, habiendo todos impresionado durante sus eliminatorias respectivas. Diego Armando Maradona había desempañado un rol importante en el Calcio italiano cuando lució los colores de la S.S.C. Nápoles. Se convirtió en un jugador que se nombraba en todos y cada uno de los hogares ya que llevó a los napolitanos a la edad de oro, siendo éste el único equipo del sur de Italia en conquistar la Serie A y llevándose la prestigiosa Champions League. Maradona era social y culturalmente como un Dios en la región. Muchos admiraban su espíritu luchador junto con sus aptitudes prácticamente artísticas con la esférica, comprendiendo el famoso incidente de la Mano de Dios cuando Argentina apabulló a los ingleses en México '86. Algunos expertos a menudo tachan a Maradona de haber marcado el gol más bonito y el gol más oportunista en un mismo partido. A pesar de fuertes críticas, muchos sudaméricanos vieron como una victoria para el mundo en via de desarrollo contra la riqueza y los recursos del primer mundo. Era interesante para mí ver que incluso en el mundo del fútbol existía un papel político.

La campaña de la selección Maradoniana fue un atropello al enfretarse ante el Camerún de Roger Milla que logró derrotar a la albiceleste 1-0 con tan sólo 9 jugadores en el campo de juego del San Siro de Milán. Este juego fue una de las más grandes sopresas en la historia del torneo. Muchos aficionados argentinos estaban furiosos de que un equipo africano hubiese sobrepasado a su nombrado equipo estrella – A menudo, las selecciones afriacanas eran subestimadas en este campeonato, hasta que Roger Milla logró cambiar la imagen del futbol africano. El próximo partido, el fútbol lindo estaba de vuelta en la cancha,  ganándoles a los Soviéticos 2-0. El próximo y último juego en la fase de grupos sería facilísimo porque jugarían en Nápoles, el segundo hogar de Maradona. Los sudaméricanos creyeron que esto sería una ventaja en el partido ante Rumanía, gozando del repaldo de los aficionados grácias a la popularidad del capitán. Al arribo del día del enfrentamiento, los argentinos cayeron en cuenta que el apoyo deseado para sentirse como locales no se les iba a cumplir. Los aficionados italianos crearon un ambiente poco favorable para ambos equipos y el juego terminó empatando 1-1. Maradona, como era común a lo largo de su carrera, arremetió contra la prensa y los aficionados italianos, recordándoles lo que había logrado en Italia, declarando a los medios de comunicación que se sintió traicionado por toda una nación y que había superado su bienvenida en el país. Describió la herencia común de los italianos del sur con los argentinos, haciendo notar que el origen de muchos argentinos es de las áreas pobres del Mezzogiorno. En los partidos a seguir, el comportamiento de la hinchada italiana cambió hacia el plantel argentino, lo que hizo que Maradona apareciera como un líder socio-cultural.

En la fase eliminatoria, hubo dos partidos que me dejaron un sentimiento medio amargo  como avido fanático del fútbol. El primero de estos acarreó un cierto sentimiento parecido a un conflicto de interés. La Argentina estaba enfrentándose a Brasil su feroz rival, quien había sido históricamente responsable por memorables disgustos en las ambiciones del fútbol de la albiceleste. Sentí que le debía algo de lealtad al conjunto de a canarinha, ya que éste fue el primer país donde viví. Sin embargo, era prácticamente imposible evitar el ser consumido por el estilo que Argentina demostró como equipo en el terreno de juego. Cuando el partido comenzó, me encontraba profundamente concentrado por el va y ven del juego y tenía muchísimo tiempo para decidir mi lealtad. Había jurado irle a Maradona pero podía cambiar esta decisión como el juego estaba en situación estancada al llegar al medio tiempo. Sergio Goycochea, mejor conocido como El Goyco, estaba jugando el juego de su carrera internacional en el arco argentino. Los brasileros no parecían poder romper la defensa cerrada y se mantuvieron firmes en su propia cancha. Ningún equipo logró superar al otro. Y así continuó a ese ritmo durante la segunda mitad del juego. No fue si no hasta los últimos diez minutos del juego que Argentina irrumpió en rápido contraataque liderado por Maradona, mando un pase encontrando a Claudio Caniggia totalmente habilitado a su izquierda, Caniggia pateó el balón colocandolo en un esquina del arco rival y ¡¡¡GOL!!! Mi corazón se paró. Mi primera reacción ante semejante maravilla de maniobra futbolística fue de júbilo como si hubiese dado rienda suelta a mis demonios internos. Se acabó el sentimiento de culpabilidad. La Argentina estaba de vuelta por buen camino donde había quedado en el 86.

Selección Argentina 1990.
El partido siguiente hacia el auto-descubrimiento como aficionado del fútbol fue la final. Los sudaméricanos dieron la pelea para superar a los equipos competitivos contra los cuales combatía. Todo lo que se les interponía en el camino para poder llevarse el codiciado trofeo, acompañado de la inmortalidad, eran los alemanes occidentales. Lothar Matthaus y Jürgen Klinsman compartían la misma ambición por la gloria como sus rivales argentinos y iban a pelear cada centímetro de la cancha. El juego fue similar al partido ante Brazil para la albiceleste. A como diera lugar se propusieron llegar al área alemana, encontrándose con una fortaleza defensiva insuperable. Nunca perdieron de vista su objetivo y sólo necesitaron un corto lapso en la defensa alemana para ganar el trofeo y llevarlo a casa. Pronto, el minuto 80 llegó. Todo el estadio se convirtió en un frenesí. Se le marcó un penal a los alemanes bajo circunstancias sospechosas y los ánimos de ambos equipos comenzaron a tramar. Los alemanes marcaron gol. Literalmente, sentí como si me hubiesen dado un tiro al corazón. Mi hermano y yo, ya no queríamos ver el partido pero al mismo tiempo no pudimos desistir. Creíamos en Maradona y su destreza. Sabíamos que podía salvarlo. Los últimos diez minutos se llevaron a cabo a un ritmo deslucido. Ahora todo podía cambiar de un minuto a otro. En cualquier minuto. El arbitro pitó el silbato final, los jugadores alemanes se lanzaron a la cancha festejando, y Brian y yo, tuvimos que aceptar el resultado 1-0. Nuestros valientes guerreros se dejaron caer al suelo como si les hubieran cortado las piernas y tuvimos que compartir el dolor en nuestra sala de televisión. Ese día, el silencio reinaba en Santiago más que de costumbre. No había nada que celebrar ya que el máximo galardón no retornaría a Sudamérica. Lo único que quedaba en la vida era la esperanza de que cuatro años más tarde, Sudamérica tendría una oportunidad de redención.