Todos
tenemos nuestra propia forma de definir nuestro relacionamiento con los amigos,
buscando poner una etiqueta identificando un valor para destacar cada uno.
Cuando se trata de amigos, normalmente no considero el tiempo que nos
conocemos. Claro que esto es fácil viendo que he cambiado tanto de países. Los
amigos que uno tiene sin importar la distancia ni las circunstancias, hablan
por ellos mismos y aquí es donde entra Alejandro.
Durante mi mismo viaje a la
Madre Patria, Alejandro y yo viajamos juntos de Sevilla a Málaga, una de las
ciudades más importantes en la Costa del Sol que recibe cantidades increíbles
de turistas buscando la playa perfecta. En esa época de la temporada, se notan
más británicos, alemanes y otros de otras nacionalidades en el norte de Europa, fugitivos de un cruel
invierno. En el Canadá, llamamos estas personas los Snow Birds (pájaros
invernales) pero en este caso, los llamaremos los Vikingos de la Tundra.
Nuevamente, Málaga era una
ciudad que no conocía mucho. Alejandro por otro lado, había visitado a menudo
viendo que sus tíos y primos vivían allá. Otro tío increíblemente amable nos
prestó su apartamento para nuestra estadía, lo que fue perfecto para salir a
pié a conocer la ciudad. Esta es realmente la mejor manera de conocer una
ciudad europea, viendo que son más compactas que nuestras ciudades en América
que responden a la demanda de casas con terrenos amplios.
Málaga en marzo (parece el
título de una novela de Hemingway) es un lugar relativamente tranquilo.
Alejandro y yo caminamos por el malecón inmenso buscando su restaurant
favorito: El Palo. Creo que atravesamos literalmente toda la ciudad por la
playa, caminando algo como 10 kilómetros bajo un sol ardiente (28 grados o algo
por el estilo) que hizo este peregrinaje parecer 900 kilómetros. La mayoría de
los platos en esta zona son de mariscos y pescado fritos increíbles.
Málaga es conocida por su museo de Picasso, su
plaza de toros y en la época que visitamos, su festival de cine español. Málaga
se ha ganado un lugar especial dentro de la cultura moderna española,
evolucionó siendo una gran atracción en la Costa del Sol y es una pequeña Meca
electrónica. Todo esto junto con los rastros del imperio romano y cartaginés
mezclado con un poco de moro, la convierte en una gran perla del Mediterráneo.
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