Muchos de nosotros fuera de la cultura reggae,
tenemos una cierta disposición para clasificar los seguidores del ritmo musical
que nace del movimiento rastafari (es imposible separar esas vibraciones
positivas del rasta) por los estereotipos derogatorios establecidos – muchos de
estos empezaron dentro de su propio país. La espiritualidad afrocéntrica viene
a darse por los años 1930 en el Caribe, tomando ciertas creencias cristianas,
revolviéndolas entre las raíces profundas de la esclavitud y mamá África. El
Emperador Haile Selassie I de Etiopía es percibido como la reencarnación de
Jesús y la salvación del pueblo negro que los llevará de vuelta a la Tierra
Prometida.
Bob Marley con los colores típicos del movimiento Rasta |
A lo largo de este período de convalecencia,
encontré un nuevo vicio en forma de un libro que me regaló mi padre, “Bob
Marley: The Stories Behind Every Song” escrito por Maureen Sheridan.
Este pionero del reggae es sin lugar a duda reconocido como un embajador
de este movimiento religioso y espiritual. Esta religión fue una enorme
inspiración en cuanto a su música y quería propagar esos principios por todo el
planeta. Este libro nos cuenta una historia realmente inspiradora de cómo un
chico pobre, del campo, llegó hasta la cúspide del mundo internacional de la
música. En su vida, se volvió el artista más exitoso – y para muchos, un héroe
– proveniente de un país pobre. Ni Ricky Martin ha logrado cerrar esa brecha
para eclipsar al hijo más famoso de Jamaica. Dentro de la oscuridad de las
calles pobres de Trench Town, uno de los barrios más peligrosos de Kingston,
las sombras también comparten sus vibras, brindando un fuerte material musical
para este gran cantante-guitarrista. Bob empezó su carrera como solista pero se
desenvolvió gracias a sus primeros amigos y compañeros Neville O’Riley
Livingston – mejor conocido como “Bunny Wailer” – y Peter Tosh, eventualmente
dando a luz a los Wailers, un verdadero regalo que propulsó la música reggae
y la imagen de un país a un público internacional, hambriento por un nuevo
sonido original.
La belleza de la doctrina musical que
implementó en sus melodías es la simplicidad. En las palabras del rey del reggae:
“Lo bueno de la música es que, cuando te pega, no te duele.” Su lírica poética
hace todo eso sin tener que pegar gritos, para atraer la atención. La mayor
parte de su material también encuentra sus orígenes dentro de una niñez
difícil, repleta de rechazos por parte de su padre blanco, la gente que ganaba
tan poco trabajando vivía hambrienta,
la seguridad que le daba el amor de Jah y el rechazo de un sistema que
perjudicaba a sus hermanos. Cuando su música le pega a uno, eso es lo que le
queda a uno como un moretón. Sus temas repletos de mensajes de esperanza
invitaban un público inmenso de Kingston a Sydney. Todos querían ir a ver sus
espectáculos y los que no pudieron ir, igual decían que habían estado. Grandes
personalidades en el mundo del espectáculo tales como Stevie Wonder y Mick
Jagger se aproximaban por su música, pero de igual manera seguía siendo el
rasta de siempre, centrado en su objetivo de ayudar a su pueblo en su querida
isla – sin importar el atentado contra su vida que lo obligó a huir de su país.
Bob promovía el respeto de uno a otro, un amor – todos formamos parte de la
familia del planeta tierra, sin importar el color de nuestra piel, nuestras
creencias o estatus social – y defender sus derechos, todos temas que siguen
siendo necesarios en nuestros días.
La magia de Marley era su habilidad natural de
cautivar la gente – aunque siempre se frustró al no encontrar un lugar para
ocupar en el corazón de los Afro-americanos. Conciertos en Milán, Tokio y
muchas otras ciudades donde el inglés no es ni un idioma secundario, todos los
que estaban cantaban sus canciones junto con él mientras el sonido se encargaba
del ambiente. La música entra por los oídos y penetra por las venas,
permitiendo entrar en el reino universal del ritmo y el baile por la paz. En el
libro de Sheridan, ella nos comparte que Marley estuvo bajo la mirada de la
CIA, debido a sus principios similares al “comunismo” y el peligro potencial
que tenía para influenciar grupos de personas. Entre los eventos más
importantes en sus giras fue el concierto de Smile Jamaica, en el que buscaba
unir su pueblo divido por facciones políticas en plena guerra. Se habían armado
pandillas de derecha e izquierda, las cuales tuvieron tiroteos en plena ciudad,
dejando entre escombros, bajas civiles en las cuales habían niños y mujeres
mientras que la brecha entre los ricos y pobres continuaba a incrementar a un
nivel alarmante. Las hostilidades cedieron, pero desafortunadamente el silencio
no duró mucho tiempo, quizás por un pasado marcado por la esclavitud y la
pobreza, dejando a la isla en la orilla del fracaso.
El legado del grande sigue en la actualidad |
El legado de Bob Marley permanece entre
nosotros, sin importar que nos haya dejado a la temprana edad de 36 años, por
culpa de un cáncer sin remedio. Si se cruzan con este libro, se los recomiendo
y no tendrán ni el menor arrepentimiento. Su música sigue inspirando conjuntos
musicales y hasta ha impulsado un boom en países donde el reggae no
encontraba raíces tales como Argentina, Chile, México y Venezuela, sólo para
mencionar algunos. Su éxito no se debía tanto a su amor por la música y el don
de poder conectarse a un público muy diverso, pero por su dedicación a su
oficio. Sus compañeros lo describen como un hombre con una misión. Siempre se
le veía rezagando las cuerdas de su guitarra, escribiendo letras para sus
canciones y practicando a lo largo de varias horas sin parar. Sus hijos aún
viven con rencores por la vida de sus padres, criados en el olvido (su madre
también formó parte de la música de Marley, participando en el coro I-Torres) y
quizás fueron parte del sacrificio de una corta vida llena de logros
semejantes.
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