Este fin
de semana, decidí que deberíamos seguir por el mismo camino educativo que
recorrimos la semana pasada repasando expresiones canadienses. Tengo el gran
placer de decirles que todos aprobaron el curso (no sabían que los estaba
vigilando) y ahora necesitamos ir más allá del habla.
Para
poder pasar desapercibido dentro de una cultura con tradiciones distintas,
siempre he considerado útil saber un poco más sobre su realidad, tal como: lo
que realmente impacta su vida cotidiana, qué actividades le gusta al pueblo, lo
que uno debe evitar decir, el protocolo nacional para afeitarse y tal. Lo que
sigue a continuación, son ciertos elementos – sin ningún orden importante, pues
todos lo son – explican porqué el canadiense es como es.
1. La naturaleza, el jardín de Edén
canadiense
Gran
parte de nuestra población es urbana (más del 80% de nosotros vivimos en
ciudades). Nuestro combate diario se hace entre enormes edificios de concreto y
torres de cristal, mientras transitamos en metros, buses y trenes con nuestra
taza de café Tim Horton’s en la mano, dándonos el empuje para empezar un largo
día en la oficina. Figuramos entre los ciudadanos más conectados en el planeta a
redes sociales y telecomunicaciones, mismo teniendo poca competencia en el
mercado de teléfonos móviles e Internet.
La
mayoría de nosotros tenemos una actitud responsable y buena ética laboral, pero
nos recompensamos con salidas al campo bien merecidas fuera de la ciudad con
amigos, familiares o mismo solos. No nos importa si el clima afuera es de 30 grados
ó 30 bajo cero. Nos encanta la naturaleza y todo el espacio que tenemos dentro
de nuestras fronteras para escalar, patinar, practicar el canotaje, esquiar, acampar
o cualquier cosa que se nos ocurra para estar afuera y desconectados de la
tecnología que predomina esa otra vida que dejamos en casa.
2. El patriotismo tolerante
Durante
el tiempo que viví en Europa y Latinoamérica, en muchos casos la bandera
nacional tiene mayormente uso oficial y decora sedes gubernamentales. En otros
casos, esa misma bandera simboliza un nacionalismo con grandes exclusiones. Si
pensamos que aquellos días de guerras étnicas y raciales son cosas del pasado,
estamos viviendo una realidad muy artificial y alarmante.
Se darán cuenta que colgamos
nuestra bandera en lo más alto y en todas partes. Nuestra gente la lleva en
gorros, camisetas, abrigos o hasta la colocan en el living, mayormente como un
signo de amor por un país que acepta. Somos un país de inmigrantes – incluyendo
los que vinieron desde Inglaterra y Francia a colonizar el Nuevo Mundo – y
recibimos con mucho orgullos todos los que escapan de un país en persecución o
simplemente buscan empezar una nueva vida.
3. Siempre hay tiempo para ser
educado
Por lo
general, los canadienses no somos extravagantes. Nos gusta la paz, la
tranquilidad y el espacio personal. Seguramente estarán pensando: “Parece un
país de jubilados.” Sabemos que algunos prefieren una vida más ajetreada,
excéntrica y prácticamente agresiva y es por eso que les contamos para ellos
con ciudades tales como Montreal, Toronto y Vancouver. Tenemos tanto espacio
que podemos hacer todo un carnaval dentro de nuestras casas con nuestros
amigos, sin molestar al vecino. Nos gusta en gran parte tratar a los demás como
nos gusta ser tratados.
4. Todo se trata del hockey
En algunos países fundaron
religiones, en otros grandes obras de arte y bueno… ya saben como va la
historia. Para el canadiense, todo se basa en el hockey. Tenemos un equipo de
la NBA, uno de Beisbol de las Grandes Ligas, un par de equipos en la MLS, pero también
tenemos una enorme cantidad de Copas Stanley – el premio mayor en el hockey
competitivo, dado por el mismo Lord Stanley. Con el hockey y el clima, es
suficiente para que los canadienses pasen el día charlando. Un hecho que pocos
lo saben, también salvamos al mundo de una invasión soviética al hacerlos
papillas en el hockey sobre hielo en los años 70. ¡De nada mundo entero!
5. Salud social
Bueno, claro que nuestros
hospitales ya no son lo mismo que eran hace algunos años. Nuestro sistema de
medicina pública está sufriendo, pero aún brinda un servicio espectacular
cuando se trata de una verdadera urgencia. ¿Los hospitales son gratis en el
Canadá porque somos una manga de comunistas? Para nada. Pagamos impuestos cada
año para mantener nuestros hospitales, nuestros médicos sonriendo y que los
pacientes puedan ser dados de alta lo más pronto posible para irse a su casa. No
hay nada mejor que salir de un hospital luego de una operación sin tener que
pensar cómo pagar una factura exorbitante como en otros países.
Espero que esta segunda parte
del curso les haya agradado. Si por acaso tienen alguna queja o quieren un
reembolso, pueden presentarse en persona a la oficina de correos Canada Post en
Peggy’s Cove que cerraron hace un par de años. Seguramente ahora tienen tiempo
de sobra para ayudar al público. Gracias como siempre mis queridos amigos por
sintonizarse nuevamente y nos vemos el próximo domingo.
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