Un(a) niño(a) de tercera cultura (TCK / 3CK) o niño(a) trans-cultural es "una persona que, como menor de edad, pasó un período extenso viviendo entre una o mas culturas distintas a las suyas, así incorporando elementos de aquellas a su propia cultura de nacimiento, formando una tercera cultura."

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domingo, 30 de junio de 2013

Gràcia a Diós, He Llegado


No existe ningún momento en el que me recuerde mejor que mi llegada a Barcelona. Al presentarme a la dirección, llevando un copia del e-mail en la mano, como un texto sagrado, toqué el timbre y esperé. Mis secuaces (las maletas) me cubrían la retaguardia. Los ladrones allá son inteligentes pues era una misión imposible agarrar una de estas y salir disparado. Los segundos se convirtieron rápidamente en minutos y en ese momento, consideré la probabilidad de haber caído en alguna estafa.

Mi querida tienda de Movistar en Carrer Gran de Gràcia

Al otro lado de Carrer Gran de Gràcia, una tienda de celulares me miraba, prácticamente burlándose de mi situación. No resistí esta provocación, tomando a Samsonite en una mano y su hermana gemela de la otra para conocer el local. Ahora debía conseguirme algún teléfono prepagado para volver a conectarme a la civilización. Estando tan poco descansado, ésta era mi necesidad más urgente pues debía saber si por cualquier motivo había una equivocación en la comunicación.

Después de unos cincuenta Euros, logré conseguirme una precioso teléfono celular y decidí marcar el número que tenía para el piso que podía ver desde la caja de la tienda. Me contestaron una serie de ches bien colocados, finalmente estableciendo contacto. Mi nuevo compañero me mencionó que se le olvidó decirme que no funcionaba el timbre. Ahora, se trataba que volviera al punto de desembarque del taxi para encontrarme con él, bajo un sol catalán que no perdonaba la sangre polar.

Ahora, la puerta a la calle estaba entreabierta viendo que mi nuevo amigo la activó desde el intercom. ¡Buena gente! Usé mis pasos salseros para abrir la puerta con un caderazo sólo para encontrarme frente a un corredor oscuro como la noche. Bueno, la oscuridad es relativa al nivel de cansancio y la incertidumbre de lo que uno le queda por conocer. Una figura se movía entre la sombra lo cual no me dio ni un momento de sosiego hasta que se esclareció, mostrando una cara alegre dándome la bienvenida a Barcelona.

La noche cae sobre Carrer Gran de Gràcia. Que bonito, ¿no les parece?

Desde la calle, el edificio parecía haber recibido una paliza por el tiempo y me preguntaba si me mudaba al distrito capital de la cucaracha. Sin embargo, el joven caballero argentino era una persona orgullosa de su hogar. El apartamento hubiera podido ser una gran vedette de una campaña de IKEA o de una revista para espacios pequeños. ¡Todo indicaba un buen inicio en tierra catalana!

domingo, 16 de junio de 2013

Bon día, Barcelona


Durante la mayoría de mis aventuras de viaje, generalmente los tramos habían seguido una trayectoria de Norte a Sur y viceversa. La mudanza más lejana efectuada en mi vida fue de unos 9000 km. Barcelona rompió esta costumbre en el 2007. Ahora, este cambio me iba a poner incluso a varias horas de diferencia del punto de partida donde dejaba todos lo míos.



Los viajes transatlánticos suelen ser más fáciles tomando el vuelo de noche para esos que duermen como piedras. Contar ovejas sentados en un pedazo de lata levitando a unos 10,000 m de tierra firme – o agua en este caso – puede salir fácil para algunos. Esa turbulencia arrulla algunos como los brazos de una madre con su bebé recién nacido. Las estadísticas están completamente de su lado viendo que es más fácil pasar a la vida eterna en un accidente automovilístico. De igual manera, no consigo cerrar los ojos en un “condor metálico.”

De YUL a BCN – queriéndome lucir usando códigos de aeropuertos – el viaje dura unas 8 horas y media, dependiendo de la corriente del viento, el peso del avión y el tamaño de la cena de Don Piloto. Además de poner miles de kilómetros de distancia entre el punto de partida y el destino, se tendrá que considerar el cambio de 6 horas (GMT -4:00 versus GMT +2:00), lo cual realmente deja a uno sintiéndose en un mundo totalmente aparte del de la familia que se quedó en la memoria.

Además, una mudanza a largo plazo es muy diferente al vacacionismo – síndrome impulsando ciertas personas a tomar vacaciones eternas. El sentido de la aventura va tomando impulso mientras uno rebota como un mono pasando por una indigestión tenaz, pensando, “¿En qué mambo me habré metido ahora?” Para algunos de nosotros, es un orgullo – ese comportamiento que nos saca de si – y lo negamos. ¿Me habré equivocado al aceptar la invitación de quedarme en el piso de ese tipo simpático, o será algún caníbal buscando comer carne exótica de otro continente?



Después del viaje más lento de mi vida – habiendo pasado 13 horas de vuelo con mi hermano, recitando al pie de la letra Top Gun en trés idiomas distintos – me encontraba en la cálida Barcelona, la cual se burlaba de mis dos maletas colosales mientras guardaba mi computadora portátil pegada al pecho como un terrorista islámico. Al final, un taxi del aeropuerto, que me recordaba de aquellos negros y amarillos del cono sur, paró con un gitano al volante quien me llevaría a mi primer morada catalana.

domingo, 2 de junio de 2013

Copa Mundial Sub-20 Canadá 2007


Como muchos canadienses, siempre considero el verano un sinónimo perfecto del fútbol. Los parques se llenan de jugadores con su camiseta favorita buscando aprovechar del calor y el aire libre, imitando un país tropical. Claro, nos lo tenemos bien merecido. También se vive en el país, una de las pocas ligas competitivas, que participa en el verano, debido a nuestros inviernos.



El verano antes de ir a Barcelona fue monumental. La FIFA organizó un torneo sub-20 en mi honor – tengo buenos contactos – reuniendo el mejor talento del fútbol juvenil en el Canadá. Quizás esto es realmente el deporte en su mejor momento. Por lo general, la mayoría de los chicos dan todo lo que pueden en la cancha esperando impresionar algún cazatalentos europeo y ganarse un contrato en las grandes ligas. Más tarde, verán muchos de ellos participando en la Champions League y otros torneos internacionales y pensarán: “¡Recuerdo ese jugador de cuando era un pibazo!

Ottawa fue la cede de partidos del Grupo E, el cual afortunadamente para mí incluía mi adorada Argentina, luciendo talentos como Sergio “El Kun” Agüero del Manchester City, Sergio Romero, el arquero del Sampdoria, Ever Banega, una muralla en el centro del campo jugando en el Valencia y Ángel Di Maria, un ala goleadora explosiva del Real Madrid. Ahora, unos 6 años después, estos son figuras importantes en la selección nacional Argentina.

La mayoría de las ciudades canadienses se veían poco preparadas para un evento de ese calibre y subestimaron la cantidad de espectadores por partido. Recuerdo presentarme al estadio de Lansdowne Park con mi amigo Glen para ver a la Albiceleste y los residentes en el barrio Glebe estaban frustrados por estas invasiones de hinchas. Otro dato interesante fue la cantidad de Argentinos que llegaron de Montreal, Toronto y hasta partes del Oeste para ver jugar a sus chicos. Parecía que la Argentina gozaba de jugar en cancha propia.



El torneo fue dominado por un impresionante talento suramericano, con la Argentina presentado buenas variantes con su futbol lindo hasta ganarlo todo y Chile asombrando con su gran talento. Los chilenos se fueron a casa con un sabor agrio luego de un terrible incidente en el que la policía de Toronto los sojuzgó y arrestó al intentar de acercarse a sus hinchas expatriados para agradecerles por todo su aguante y cariño.