Este fin de semana, me decidí a
cambiar un poco el ambiente compartiendo una anécdota relacionada al mundo
animal. En Marzo del 2007, viajé a España con mis padres dispuesto a pasar unas
buenas vacaciones. Cuando me gradué de la universidad, mi radio operativo
cambió radicalmente. Mis fines de semana siempre tenía obligaciones laborales o
si no, pasaba tiempo visitando a mi abuelo en una casa de reposo en Kingston.
El cuartel general durante la misión en La Madre Patria se encontraba en el
precioso pueblo vacacional de Islantilla, cerca de la frontera con Portugal.
La Roca vista desde la pista de la fuerza aérea |
Uno de los viajes más largos que
hicimos fue a Gibraltar, un tramo de 4 horas en coche. ¿Por qué Gibraltar? Sinceramente,
mi padre y yo queríamos ver los monos de Berbería – ojo, no se confundan con
los monos de Burberry, esos que se visten de forma elegante. De hecho, la
historia de este pequeño pueblo británico, cubriendo 6.8 kilómetros cuadrados,
es larga e interesante. Las formaciones naturales gigantescas de roca – las cuales
se pueden ver a una larga y tremenda distancia
– únicamente divididas por el mar Mediterráneo, se conocían en la
antigüedad como las Columnas de Hércules.
Los ingleses capturaron
Gibraltar en 1704 durante la Guerra de Sucesión Española – una guerra entre
poderes europeos sobre la unión de los reinos de Francia y España bajo un sólo
rey Borbón. Sirvió de puerto estratégico de la Marina Real durante varios
siglos. El pueblo ahora de 30,000 habitantes demuestra un aire muy distinto al
de La Línea, en el lado español de la frontera. Puede estar entre los únicos
puntos fronterizos controlados dentro de la Unión Europea. Este pequeño pedazo
al sur de Andalusía, sigue siendo un asunto sensible entre los gobiernos
español e inglés. Este viaje fue mi primer oportunidad de pisar tierra
británica. Al cruzar el control de frontera, uno debe tener cuidado porque se
debe atravesar una pista de las Fuerzas Aéreas Reales antes de entrar al
pueblo.
Fue muy curioso notar que un
lugar tan diminuto permanece tan bien armando. El pueblo parece una imagen de
una Inglaterra tropical o sahariana, lo cual no deja lugar a duda con respecto de
la lealtad a Su Majestad La Reina. Pasamos rápidamente por el pueblo buscando cómo
subirnos a la roca para ver nuestros monos – no disponíamos de mucho tiempo. La
importancia de estas gloriosas criaturas en cuanto a la soberanía de su pueblo
es clave. Existe una leyenda que en cuanto existan monos de Berbería en
Gibraltar, el territorio permanecerá bajo el mando de la Corona. En 1942, el número
bajó tanto, que el Primer Ministro Winston Churchill mandó traer más monos de
Marruecos y Argelia pensando en esa leyenda popular.
Un mono defendiendo el Imperio |
Después de varios obstáculos tales como fuertes
ventarrones y tours organizados sumamente caros, decidimos subir a pié a partir
del nivel del mar hasta unos 200 metros para ver donde guardaban los monos. Lo
que me sorprendió al llegar fue que los monos vivían totalmente libres. Ninguna
jaula. Uno de ellos se dio cuenta que mi padre llevaba una bolsa plástica y
sigilosamente se la quitó, dejándonos sin reservas de agua para beber. Ésta fue
la primera vez que fui asaltado por monos. Después de habernos hecho nuevos
amigos, decidimos bajar al pueblo para volver a Islantilla. En cuanto llegamos
al centro de Gibraltar, vi un mono comiendo un pastel de chocolate sentado en
la copa de un árbol. Supongo que no era necesario subir a la roca después de
todo.