Durante mi viaje a la Madre
Patria en 2007, visité junto a mi estimado amigo Alejandro, la ciudad de
Valencia. Fue muy amable de su parte tomar unos días libres durante mi estadía
en su país y generoso de su tío darnos posada. Lo único que sabía sobre esta
ciudad antes de llegar era que Valencia es la tercera ciudad más poblada de
España, tiene un equipo de futbol de excelente calibre y que sus naranjas son
deliciosas - aunque la mayoría de las naranjas valencianas que he probado son
de Florida.
No me esperaba antes de llegar
que era la época de las Falles (pronunciado
Fallas), una impresionante celebración en la que participan prácticamente todos
los barrios de la ciudad. A cada intersección importante, parecía notarse esa
participación. El pueblo hace un tributo especial a San José, erigiendo
monumentos enormes fabricados en papier
maché que pueden medir lo mismo que un edificio de cinco pisos. Muchos
pueblos en la Comunitat tienen
fiestas similares pero la capital inauguró esta preciosa tradición.
Los barrios se dividen en
grupos, como lo han hecho a lo largo de generaciones, buscando fondos
organizando actividades poniendo su paella
de telonera. El ingrediente principal que todos conocemos es el arroz bañado en
un agua de azafrán y puede ser mezclado con varios otros toques únicos: pollo,
alcachofa, chorizo, mariscos… todo es posible. Durante el festival, encontrarán
mesas por todo el casco viejo donde podrán probar el arte valenciano de la
paella. Moltes gràcies!
Los valencianos tienen mucho
orgullo de sus tradiciones y su festival es prácticamente un sinónimo de su día
nacional que dura una semana. Si uno llega durante esta época, puede fácilmente
cometer el error de pensar que hay una guerra civil o una balacera interminable
viendo que en el ambiente predominan los ruidos de petardos y fuegos
artificiales a toda hora. No es el lugar ideal para entrar en un trance
meditativo y lo más seguro es que será difícil pegar el ojo para dormir. El
propósito de esta semana es de salir a ver las grandes efigies.
La ceremonia de clausura
normalmente presentan bailes tradicionales y gente formando una pirámide humana
para decorar una corona de flores enorme. Una vez culminada esta parte, incendian
las estatuas mientras todos festejan. Me explicaron que las estatuas
representan lo que los valencianos odian de la sociedad y quemarlas es como
librarse del pasado. Para disfrutar bien de esta semana, ¡les recomiendo una
buena cantidad de Red Bull! ¡Amunt
Valencia!
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