La
Cajamarca moderna se ha forjado cierta reputación por sus productos lácteos,
hermosas iglesias coloniales, minas y los Baños del Inca – una verdadera fuente
de juventud. Los Bickford efectuaron
ese viaje por Aero Cóndor – un viejo Fokker F50 – desde Lima para pasar un fin
de semana festivo. Jamás había yo viajado en un avión que, al pasar por nubes,
uno podía ver la condensación a través del pasillo que separa las filas de los
pasajeros. ¡Alucinante! El objetivo primario en esta excursión era de pasar las
vacaciones dentro de las aguas termales relajantes. Esta agua – similar a las
de Rotorua, Nueva Zelanda y otros lugares de este lindo planeta – se calentaba
de forma geotermal dentro de las profundidades de las capas terrestres. Les
recomiendo de no meterse directamente a la fuente, al menos de que uno quiera
saber lo que siente una langosta antes de llegar a su plato. El hotel Baños del
Inca, un poco en las afueras de la ciudad, enfría el agua de la fuente para que los visitantes se bañen en
piscinas públicas o en el confort de sus bañeras en sus respectivas suites.
Este
viaje se lo recomendaron fuertemente a mi madre, después de sus tratamientos
para el cáncer, debido a las cualidades terapéuticas de las termas. El agua
caliente generalmente contiene sólidos disueltos y poseen una alta
concentración de minerales. Es común encontrar componentes de calcio y litio,
ambos instrumentales en la revitalización del cuerpo humano después de haber
sido sometido a tratamientos de radioterapia. Estas operaciones médicas suelen
disminuir el proceso natural creando la médula, entre varios efectos
secundarios observados. Es como si los doctores explotaran una pequeña bomba
nuclear sobre un área específica del cuerpo del paciente, aniquilando células
infectadas y el margen de éxito es alto. No obstante, como muchas explosiones
nucleares, siempre hay un escape radioactivo haciendo que el cuerpo rechace ese
ataque como reacción natural. El camino hacia la recuperación de mi madre fue
poco evidente, dejando muchas interrogantes a lo largo de varios años sin saber
si podría reponerse al cien por ciento. Mi padre estaba determinado a probar
alternativas como estos baños termales con la meta de asegurar un nivel de
confort más elevado mismo si el peor de los casos se presentaría mañana. Si nos
dejaría algún día, por lo menos le
dimos un ambiente positivo.
Por lo
que pude percibir, la gran mayoría de la población encontraba sus raíces en el
pueblo quechua. La mayoría de los extranjeros encajan tan naturalmente como
Arnold Scwarzenegger en la película Kindergarten Cop. Hasta mi madre era gigante
allí. Muchos pueblos en el Perú parecían compartir un mismo ambiente
contaminado. Las construcciones más nuevas parecían cansadas, casi como si la
era moderna tuviese flojera de mostrar su cara marcando el progreso. Las calles
se vestían de basura de todo tipo, mostrando la falta de un servicio de recolección
adecuado, sirviendo como escenario a pequeños negocios de barrio luchando por
supervivencia. La gente se portaba por la calle como un pueblo derrotado, quizás
encontrando la rutina cotidiana agotadora, pues no existe esperanza de una vida
mejor. Las nuevas generaciones nacen únicamente para tomar el relevo de los mayores.
La memoria de los ancestros aborígenes humillados ante la conquista parece
haber quedado engranada dentro del subconsciente del pueblo, siguiendo el duelo
marcando el final de la época dorada incaica. La gente de Cajamarca comparte una historia muy similar a los demás pueblos aborígenes de Latinamérica.
Por mi parte, Cajamarca fue un viaje un poco
aburridor al estar lejos de mis amistades pero hice lo mejor de la situación.
Muchas veces, somos los amos de nuestro propio destino. Disponemos las armas
para influenciar los elementos a nuestro alrededor, por lo menos hasta un
cierto punto, sin importar las circunstancias donde nos encontramos. Invertí mi
tiempo intercambiando entre programación televisiva, estudios y lectura
conociendo a la vez el hotel. Quería distraerme de los eventos que dominaban mi
cabeza con respecto a mi vida social en la base limeña. Mis padres si se aventuraron por el Cajamarca profundo,
caminando para conocer sitios icónicos de la ciudad y viendo cómo vivían los habitantes. Me arrepiento de no haber aprovechado más la
oportunidad de unirme al paseo debido a mi amor insaciable por la historia y la
cultura. Mi arrogancia de adolescente me frenó en ese momento, demostrando que
a veces, no queremos hacer algo pero sí lo deberíamos hacer. La única moneda que tenemos en esta vida es el tiempo y si
lo malgastamos, no hay ninguna manera de reponer lo perdido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario