Un(a) niño(a) de tercera cultura (TCK / 3CK) o niño(a) trans-cultural es "una persona que, como menor de edad, pasó un período extenso viviendo entre una o mas culturas distintas a las suyas, así incorporando elementos de aquellas a su propia cultura de nacimiento, formando una tercera cultura."

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domingo, 27 de mayo de 2012

Visitar, O No Visitar

Los expatriados y la gente transculutral, todos caen en el mismo juego psicológico. Cuando se encuentran todos en la misma sala de estar o el living, sin importar si su experiencia en el exilio es positiva o negativa, la pregunta de“¿Cuándo volverá a casa?” siempre suele surgir. El final de una misión en el extranjero comparte el mismo simbolismo que aquel de un preso esperando el día glorioso de reunificación con la señora libertad y las vacaciones en su “tierrita – como dicen algunos – como visitas conyugales. Todos necesitamos algo emocionante que nos ayuda a superar las dificultades del presente. Claro que existen grandes diferencias entre las dos condiciones, pero el hecho de ser literalmente sacado de su habitat natural, dejando los seres queridos atrás y las demás ventajas de estar en cancha propia se aplican en ambos casos.

Los Bickford en Lago Grey, Chile

Otro tema común en estas conversaciones abarca la pregunta: “¿Qué es lo que más echas de menos?” Realmente, la manera más fácil de contestar esta pregunta es “todo”. Lo mismo tiene en su mente el entrevistador. Seguramente, una persona viviendo en el extranjero puede estar pasando por los mejores momentos de su vida, pero el hoy no se compara para nada al dulce ayer cuando estaba en casa. Todo siempre parece haber sido mejor en retrospectiva – aunque en realidad, seguramente no fue tan bueno como lo recuerda uno. Muchas veces, se extraña la comida casera tradicional: se pueden comer tacos en los EE.UU., quesos franceses en Chile, ir a Wendy’s en Venezuela, pero el sabor no se compara con las recetas en su lugar de origen. Esa sazón queda permanentemente gravado en la memoria de las papilas gustativas. Allá en [ponga aquí el nombre de su ciudad], su plato preferido tiene ese gusto espectacular porque allá lo saben hacer. En su mente, todo es categóricamente mejor. No obstante, se pueden observar peores casos, como el de un canadiense viviendo en el Perú, donde ¡no se pueden encontrar ni colas de castor, ni poutine! ¿Quién sabrá como logré sobrevivir tanto tiempo sin nuestra cocina gourmet canadiense? – seguramente se notó el humor sarcástico en ese último comentario.

En ese paseo por el recuerdo, quizás el ingrediente más importante para complementar el plato de la vida perfecta es la familia. Estos refugiados temporales empiezan a idealizar su familia, la relación que fomentaban y los buenos tiempos compartidos. Esperan que el tiempo pase rápidamente para volver a tomar la rienda desde donde la dejaron. Lo malo es que el tiempo siempre sigue con su obligación de continuar, llevándose meses enteros, mientras que la convivencia con la familia quedó atrás evolucionando a pesar de la ausencia de los viajantes. De repente, uno se da cuenta del tiempo que pasó, las reuniones familiares sin su presencia, las ocasiones especiales que uno no pudo ir y el día a día en el que uno dejó de compartir con los demás. Cuando por fin uno logra volver como si se tratase de visita de médico, uno empieza a preguntarse si realmente valió la pena gastar en un pasaje y reservar días libres para una acogida sin entusiasmo. Uno siente que extraña mucho más de que lo extrañan a uno. Los primos están fuera de la ciudad en casa de algún amigo, el tío está ocupado con sus labores y hasta el perro de la abuela murió, entonces no puede uno ni salir a pasear con él. Normalmente, son los padres de uno que se ponen realmente contentos de su llegada pero ya se siente un cierto espacio en la relación. Todo esto es completamente normal e inevitable. Uno se vuelve el amigo que nunca devuelve el llamado o atiende el teléfono.

¿Recuerda los amigos? Estos también forman parte de la ecuación en lo que le hace más falta a uno. Después de todo, como dicen, ningún hombre es una isla. Todos necesitamos uno que otro amigo para esos momentos difíciles y/o organizar la mejor celebración como homenaje a un logro monumental. En esos momentos en lo que todo se desenvuelve según el plan, uno está convencido que estos amigos estarán presentes en las buenas y en las malas. Cuando se suman unos seis meses apartando esta amistad, se da uno cuenta de todo lo que puede pasar en ese tiempo de ausencia. Las vidas de esos amigos siguió sin uno. Te sientes como si de alguna manera, hubieses sido tratado injustamente. Al aumentar el tiempo de separación, cambiando meses a años, hay tantos vacíos en la existencia compartida que se vuelve difícil encontrar un punto genuino de conexión con la otra persona. La relación ahora se basa en el pasado, hablando de lo que sucedió más que de lo que sucede. Algunos amigos parecen despreciar el hecho de que los abandonaste para ir a vivir “una vida de lujo”, otros ni cuenta se dieron que te fuiste y otros creen firmemente que lo que una vez los unió los mantendrá unidos siempre. Claro que estos últimos resultan ser pocos.

Bill Cosby siempre supo la importancia de la familia


Cuando se trata de volver para visitar su país de origen, se debe hacer este viaje únicamente para uno mismo y los hijos. Es realmente una inversión a largo plazo para toda la familia. Ya tenemos muchas preguntas sin respuesta flotando alrededor de nosotros pero entender de dónde venimos es algo más fácil de contestar. Si uno se siente en casa o no, es otro tema. Creo que todos podemos hacer que las cosas funcionen si estamos realmente decididos. Quizás no nos guste de dónde venimos pero forma una gran parte de quiénes somos. A donde quiera que vayamos llevamos este bagaje, mismo los que rechazan sus raíces ancestrales. No hay manera de escapar. Viviendo lejos de la familia es un sacrificio que no todos pueden encarar pero hacer el esfuerzo de visitar las personas dentro de su árbol genealógico tiene una gran recompensa. Alguien tiene que llevar el paso en el baile, entonces ¿por qué no uno mismo? Debe permitir a los demás unirse al tango y si no desean seguir el paso, por lo menos lo intentaron. Tarde o temprano, cualquier acción iniciada con intenciones positivas es reconocida.

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