Un(a) niño(a) de tercera cultura (TCK / 3CK) o niño(a) trans-cultural es "una persona que, como menor de edad, pasó un período extenso viviendo entre una o mas culturas distintas a las suyas, así incorporando elementos de aquellas a su propia cultura de nacimiento, formando una tercera cultura."

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domingo, 28 de octubre de 2012

Un Gigante Canadiense en Peligro de Extinción


Entre los iconos más importantes reflejando nuestra imagen única al mundo entero, se encuentra en un pequeño pueblo alejado a 50 minutos en coche de Halifax. Muchos alrededor del planeta conocen (sin realmente saber el nombre) ese faro alto, rojiblanco en un paisaje abierto rociado por la furia del océano estrellándose contra su base rocallosa. Esta torre solitaria es sin lugar a duda un hito canadiense reconocido en el mundo, no tanto por su propósito – guiar el tráfico marítimo hasta el puerto de manera segura es una empresa noble – pero por su esplendoroso paisaje natural, haciendo de Peggy’s Cove un lugar digno de ser visitado, sin titubeos.

El faro de Peggy's Point

Visité la pequeña aldea de pescadores en Peggy’s Cove el verano del 2005 y lo primero que pensé al admirarla fue como si me estuviesen mostrando una foto recortada de una revista de National Geographic o si prepararon la ciudad para presentársela a su novio. Todo parecía tener su lugar debido, empezando por las pequeñas casitas construidas en parte sobre las rocas y la otra parte sobre el agua, todo esto seguido por las redes de pesca derramadas por la calle en primer lugar, presentando un verdadero desfile de colores y todas listas para el despliegue en campo de batalla, terminando por los barcos en fila esperando sus tripulantes para una nueva aventura en altamar. El ingreso recaudado por sus habitantes con respecto a la pesca ha sido completamente eclipsado por su industria turística, que ha ganado un tremendo impulso continuo desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

El faro, oficialmente nombrado Peggy’s Point Lighthouse, es uno de los edificios más fotografiados en el Atlántico canadiense y ha tomado un papel protagonista en la campaña internacional de relaciones públicas del Canadá. Recuerdo presenciar tanto cuando niño como adulto durante importantes eventos culturales, la inclusión de este lugar en todas nuestras propagandas visuales promocionando el país. ¡Gracias Nueva Escocia por ese esfuerzo patriótico que nos ha puesto en el mapa! Cuando estuve visitando esta estructura, el faro aún era operado por los servicios de Guarda Costa canadienses. En 2010, esta misma organización la determinó excedente debido a todos los adelantos tecnológicos en el mundo de la navegación marítima y desde entonces, quedan muchas interrogantes en cuanto al próximo inquilino. Esto podría ser un nuevo tema para una serie reality de televisión.

Nuestra sociedad sigue evolucionando rápidamente hacia la modernización – en la actualidad, todo corre el peligro de volverse obsoleto – y debemos despabilarnos para preservar los aspectos importantes que cuentan nuestra gran historia. El correo Canada Post cerró su oficina en el faro, explicando el riesgo a su efectivo por estar plagada de moho. Esto fue prácticamente el tiro de gracia al presupuesto de este edificio y significaba un aumento a la carga del contribuyente, ya ofuscado por el turbulento estado de las cuentas públicas. Lo último que he indagado acerca de la supervivencia de nuestro pequeño gigante que ahora forma parte de una recesión global, es que tenía hasta mayo del 2012 para ser incluído a la legislación de Protección de los Faros Históricos (Ley S-215) o sería propenso –  penosa jubilación para un funcionario que cumplió 97 años de servicio a su patria. Se insinúa que la provincia de Nueva Escocia se hará cargo de mantener esta estructura pero hasta ahora, no hay nada seguro.

El pueblo de Peggy's Cove

Por ahora, este lugar encantador sigue acogiendo visitantes con los brazos abiertos, aunque sé que las visitas se hacen principalmente en temporada alta – normalmente empezando a fines de abril hasta octubre. Supongo que se puede ver perfectamente el faro de lejos durante el invierno junto con el resto del asentamiento compartiendo un parecido a los pueblos fantasma de las películas Western pero bajo una capa de nieve. Es realmente una parte única de nuestro gran país, con o sin faro. El futuro de todo este pueblo está bajo la marca del francotirador fiscal buscando eliminar gastos. Para ellos, perder su protagonista sería igual de grave que una selección argentina sin Leo Messi – ¡Me cortaron las piernas, pibe! El terreno de juego para ellos se volverá equitativo con los otros pequeños pueblos que luchan diariamente contra la realidad de un mercado de trabajo limitado.

domingo, 21 de octubre de 2012

Halifax – Del Mar, La Riqueza


Halifax es una de las ciudades más importantes del este canadiense y me atrevo a bautizarla, “El Boston del Canadá.” Pueden no estar de acuerdo conmigo, pero yo soy el que cuenta esta historia. La ciudad alberga una reconocida institución, la Universidad Dalhousie, una de las mejores del país lo cual aumenta el orgullo de su pueblo. El puerto ha sido un punto estratégico tanto para el Dominio del Canadá alejando ataques de los yanquis como para los canadienses viviendo en Dubai que reciben sus árboles navideños provenientes de este lugar. Para nosotros, no puede ser una verdadera navidad estando en una sala de estar con una palmera pintada como una concursante de Miss Universo. La revista MoneySense clasifica esta capital de Nueva Escocia como la cuarta ciudad mejor para vivir en el Canadá en el 2012 y espero explicar un poco del porque.

Encontramos langosta para todos

Cuando yo tuve el gran honor de conocer esta ciudad en el 2005, el centro me pareció uno de los más limpios que alguna vez había yo visto. Si los edificios hubiesen podido sonreir, hubieran todos estado en anuncios de Colgate. Sea que los ciudadanos tienen un orgullo cívico insuperable o tienen muchos recursos económicos para pagar el mantenimiento y servicios de limpieza. Hasta la glamorosa calle Sparks en el centro de Ottawa se muere de envidia. Bueno, aunque la comisión capitalina de nuestra querida capital nacional siempre encuentra alguna manera para agradar a los que viven allí o deciden pasar unos días visitando. Noté también esparcidas por la ciudad, unas curiosas estatuas de langostas – y desafortunadamente, no eran comestibles – pintadas de varios colores, parecido a los alces que Toronto presentó a sus contribuyentes de impuestos. ¡Buen negocio! ¿Aún no han notado que los canadienses somos un pueblo que les gusta la naturaleza? Nunca me canso de repetirlo, pero tenemos el gran placer de tener el mejor jardín en el mundo entero. El centro es pequeño comparado a otras ciudades que tenemos, pero se pueden encontrar excelentes restaurantes, paseos en bus, transbordadores, hoteles y cervecerías.

Sin lugar a duda, mi lugar favorito fue el fuerte Fort George – haciendo tributo a nuestro rey George II – que descansa en la cumbre de Citadel Hill, como el fiel protector de la ciudad y su puerto. Esta fortificación fue construida para proteger a los primeros habitantes protestantes contra las invasiones de los feroces franceses, los acadiens astutos y los temibles micmacs. A lo largo del verano, estudiantes universitarios participan reconstruyendo partes de la historia actuando y llevando puestos los uniformes tradicionales de lana rojos, un reflejo de la época colonial, portando una falda escocesa – todo hombre debe probarse una, tarde o temprano. En aquella época, no me hubiera molestado que me pagaran durante un verano entero con el motivo de llevar una falda escocesa. Es bien elegante. El regimiento 78 de los Highlanders, los habitantes del altiplano canadiense, son muy reconocidos por la sinfónica de sus gaitas – un sonido parecido al maullido de un gato al jalarle la cola, sin el acompañamiento del grito después de que este animal te rasguñe. La música tocada con estas gaitas era el arma secreta para enervar al enemigo y desconcentrarlo durante el combate - así fue que ganamos en la Guerra del 1812 contra los americanos. Para los que no les agrada tanto la historia, igual les recomiendo subir para ver la vista realmente espectacular de la bahía.

Otro lugar muy pintoresco, son los jardines públicos, justo a la bajada del fuerte y al lado de la cervecería Alexander Keith’s. ¿No les comenté que producimos una cantidad profana de alcohol en este país? Me parece que, en cada relato de este viaje al este, hay por lo menos una cervecería por pueblo. No pretendo ser una persona muy dada a la naturaleza ni conocer el mundo botánico, pero si encuentro muy acogedora la magia de la madre naturaleza. Halifax es lo que llamo un tesoro oculto porque no hay la misma cantidad de turismo como en otras partes del país, lo cual siempre le quita el esplendor al ambiente que uno quiere conocer. De ninguna manera busco ofender al turista, pero creo que todos podemos estar de acuerdo que entre más gente se encuentra, la basura empieza a salir de la nada, empiezan los empujones y jaloneos y uno ya no puede disfrutar tanto de lo que ve. Desafortunadamente, mucha gente considera el “yo mismo” más importante que los demás, lo que termina acabando con el placer de otros en cierta forma. Bueno, para no seguir desviándome del tema, hay varias y diferentes especies de flores, plantas y árboles que no puedo ni nombrarlos pero confíen en mí… ¡son preciosos! Este lugar está bajo el cuidado de la municipalidad, así que no arranquen ningún arbolito para llevarlo a casa sin pedir permiso o se llevarán una gran multa como recuerdo de sus vacaciones.

El bus de la cervecería Keith's

Cuando estuve eligiendo donde quería ir para hacer mis estudios universitarios, nunca se me ocurrió irme al este, viendo toda la historia de los Bickford en esa parte del mundo. Siempre considero Ontario mi hogar, sobre todo por los buenos recuerdos que tengo de momentos pasados en Etobicoke, Grimsby, Kingston, Ottawa y Toronto cuando era niño. Mi padre realmente había estado en Halifax durante un viaje corto y repentino en su niñéz y solamente volvió un par de veces después de haber dejado su vida allí en los libros del pasado. Me pareció curioso inicialmente que él se identificaba tanto con el Atlántico canadiense y con ese tipo de vida. Creo que no es tan extraño que un chico inglés y galés que se crió en el este, luego viajó por todas partes del mundo durante toda su vida, sienta que sus raíces están allá. Después de todo, mi hermano y yo pasamos una vida entera en nuestra juventud viviendo en América Latina y aún sentimos que nuestra casa es Ontario. ¡Supongo que tenemos mucho más en común con nuestro padre de lo que pensamos!

domingo, 14 de octubre de 2012

Conociendo al Nuevo Escocés


Si jamás en la vida han estado en Digby, Nueva Escocia, siento decirles que aún les queda mucho por vivir, damas y caballeros. Ésta es la capital mundial de los ostiones – del tamaño de un puño, pero de los grandes – y fue mi puerto de entrada al campo de juego marino del Canadá. No hay nada más emocionante que empezar una nueva aventura en tierras ajenas con un estómago repleto de ostiones frescos. Todos necesitamos de vez en cuando una inyección de colesterol repentina. En la zona, se pueden encontrar varios restaurantes donde uno los puede probar a la parrilla, a la plancha, fritos, en sándwiches y hasta en empanadas. Ese socio camaronero de Forrest Gump tiene una gran competencia.

Centro de Digby, Nueva Escocia en hora pico

Escocia le brindó al mundo héroes tales como William Wallace, un guerrero poeta que se parece tremendamente a Mel Gibson. Esas falditas se ven increíblemente cómodas. El descendiente de esa tierra gaélica ubicada al otro lado del charco ha visto nacer Sidney Crosby (un gran delantero de los Pingüinos de Pittsburg), Robert Borden (el Primer Ministro más guapo de nuestra historia) y Alexander Keith (una persona muy venerada entre los estudiantes universitarios canadienses) sólo por nombrar unos cuantos. Culturalmente, la gente en esta región comparte mucho con los pueblos de la Costa este de los Estados Unidos. Muchos viven de productos del mar, saliendo en condiciones peligrosas para asegurarse que todos en este maravilloso país puedan disfrutar de una langosta en la mesa de su comedor. También se notan rastros de una cultura francesa conocida como los “acadiens” que viven dispersos por el este. La viticultura está siendo explotada en el Valle de Annapolis y Lunenberg es la sede del festival de ron más importante de todo el Canadá.

Lo que más me fascinó en camino a Ingomar fue la paz y tranquilidad que se encuentra en esta región poco poblada. Si uno está en busca de un lugar solitario para poder reflexionar o cargar pilas, este puede ser su lugar ideal – en el verano, por supuesto. Hay muy pocos asentamientos a lo largo de la costa con pueblos que difícilmente cuentan con cien habitantes y sus playas parecen estar llamando al pasajero en tránsito. ¿Alguna vez ha soñado tener su propia playa privada? Cada vez que siento el deseo de escapar de la realidad a la tierra de la meditación, me vuelvo a transportar mentalmente a estas playas donde disfruté de las olas y el viento refrescante mientras escuchaba mi mp3 portátil con mi música favorita. Un verdadero éxtasis, ¿no les parece?. En muchos otros países, uno encuentra una playa vacía y poco después, está acorralado por gente intentando de vender algún cachivache y esa paz se esfuma como si estuviese fugando de la justicia.

El acento en el sur de Nueva Escocia también fue algo curioso. Por momentos, uno puede jurar estar en Irlanda, haciéndonos pensar que ese transbordador salió de Saint John a Cork en tiempo record. La vida en esta parte del país parece ser más sencilla y creo que todos podríamos aprender algo de estos seres tan amables. En uno de mis viajes de reconocimiento por la zona a los pueblos de Shelburne y Barrington, las personas que vivían allí me sonreían y me decían “¡Buenas!” Después de tantos años en Ontario, se me había olvidado esa forma de saludar. Me sentía como un venado hipnotizado por los faros de un coche en la noche, paralizado sin saber que responder. En una de nuestras caminatas que hicimos en familia, uno de los residentes en la comunidad donde estábamos vacacionando en Ingomar nos invitó a cenar a su casa. Así es como son allá. ¡Qué pena que no me podía llevar un par de estos cristianos de vuelta a Ontario para vivir con nosotros!.

Buenos tiempos en Ingoma, Nueva Escocia

Ingomar fue nuestra base de operaciones a lo largo de nuestra estadía en la provincia. Desde allí, planeamos estratégicamente visitas a Halifax, Peggy’s Cove y Lunenberg, los destinos más visitados por turistas. Me sorprendió encontrar supermercados bastante buenos como los que tenemos en los centros urbanos en este país, pero aún más, el tamaño de las langostas. No sabía si estar impresionado o preocupado. Aunque le recomendé a mi padre que quizás podríamos adoptar uno – todos hemos soñado con tener una langosta como mascota en casa – pero mi madre no estuvo de acuerdo con esta invención. Las langostas eran tan grandes que no cabían ni en una olla ni en el horno de la casa donde nos estábamos quedando. ¡Qué delicia la comida del mar!

domingo, 7 de octubre de 2012

Fin de Semana de Acción de Gracias


El Canadá entero se acomoda este fin de semana en los brazos de Morfeo con una barriga repleta de pavo. Esta costumbre se repite de manera anual con el motivo de festejar el Día de Acción de Gracias en familia – el de los americanos viene más tarde, así que el nuestro es el verdadero. La comida tradicional a la hora de la cena es un glorioso pavo relleno (sin el relleno, lo siento pero “no hay pavo”), una salsa suculenta a base del jugo del mismo pavo, unas papas suaves y doradas hechas al horno junto con el pavo, chícharos y zanahorias (y sí, estos últimos no necesitan ningún adjetivo especial). Nos reunimos en familia para despedir un verano que nos trajo muchas alegrías, preparándonos para un invierno que no perdona al desabrigado. Sin lugar a duda, este día festivo es uno de mis favoritos, sobre todo porque es la última reunión familiar antes de la Navidad y de ahora en adelante, nuestras vías se cubren bajo un manto blanco y nevado de varios metros.

El invitado especial para la cena de familia

En tiempos pasados, nuestros ancestros se reunían a cenar en su comedor, agradeciendo una cosecha abundante. Siempre me he dado cuenta que las familias más unidas son las que siempre se sientan a comer juntos, todos alrededor de la mesa, aprovechando la compañía de todos los seres queridos. La comunicación significa todo hoy en día, ¿no les parece? Esta preciosa y elegante ave, nacida en el nuevo mundo (realmente un regalo de Dios), viene a tomar el lugar del ganso (no me refiero al futbolista brasilero) que acostumbra ser el invitado de gala en comidas tradicionales inglesas. En aquellos tiempos coloniales, si los granjeros y campesinos que trabajaban la tierra decidían poner a un lado sus obligaciones, los inviernos podrían parecer eternos y el peor castigo hubiera podido ser un viaje todo incluído a la vida eterna. No existían los Sam’s Club, Costco ni Walmart en aquellos tiempos – ¿quién podría imaginar vivir en un mundo así? Hoy en día, se da por sentado el hecho de poder ir a cualquier supermercado, a cualquier época del año y comprar fruta “fresca.” Los tratados de libre comercio que hemos logrado firmar a lo largo de estos años nos ha tremendamente facilitado abastecer nuestros comercios.

El Día de Acción de Gracias nos permite darnos cuenta de todos nuestros triunfos. Además, todos sentimos que merecemos ese descanso. No olvidemos tampoco, todos aquellos regalos inesperados que recibimos a lo largo del año, enriqueciendo la calidad de nuestras vidas. Pasamos mayormente nuestros días hábiles dentro de ambientes acelerados, lo cual nos lleva a olvidar todos esos elementos que son una bendición. Todos hemos sido culpables en algún momento u otro de quejarnos con nuestros amigos y familiares que queremos más de lo que nos ofrece la vida o preferimos estar en circunstancias distintas. Todos recorremos nuestro camino de manera única y no existe una solución universal para llevar a cabo nuestra gran obra. Es impresionante como todos hacemos poco caso a las cositas (y cosas aún más grandes) que nos hacen muy afortunados y hasta envidiados por otros. Lo que debemos hacer más a menudo es hacer un buen negocio, invirtiendo nuestros recursos en relaciones que consideramos importantes, en vez de poner estos de lado o echarlos en el cajón del olvido.

En esta temporada en la cual damos gracias, me permito agradecer a mis amigos más queridos al igual que mi familia por todas sus atenciones y apoyo durante un momento muy difícil en cuanto a mi salud. El 24 de junio, festejé el día de San Juan en la sala de emergencia después de haberme desgarrado el tendón de Aquiles, algo que no le recomiendo ni a mi peor enemigo. Lo positivo es que perdí un par de kilos debido al trauma – y tan tremendo ha sido, les cuento - los cuales no quiero volver a recuperar. Igual así, dudo que ésta sea la mejor táctica para perder peso. Todas sus visitas, llamados telefónicos, e-mails – no olvidemos los Tazzo chai de soya de Starbucks – haciéndome saber que cuento con ustedes. Ése para mí, es el mejor regalo que me pueden haber dado y durará para siempre, lo cual no se puede decir de cosas materiales. De hecho, en momentos tales como éste, uno se da cuenta realmente de quiénes son los verdaderos amigos y me siento realmente privilegiado por ese gran cariño. Ahora, seguiré por mi camino hacia la fisioterapia con vista a un futuro aún más sano y prometedor.

Un hombre sano con un pie izquierdo muy especial

En el espíritu del Día del Pavo – realmente, es más como un fin de semana completo dedicado al pavo – espero que todos tengan cuidado al estar detrás del volante y coman pavo en moderación. Esta maravillosa ave tiene propiedades somníferas. Es un momento en el que la alegría, el amor, la amistad y tiempo de calidad con los seres queridos son los ingredientes más importantes en esta gran reunión familiar. Esos buenos momentos que vamos haciendo en nuestras vidas son los momentos muy especiales que apreciamos, dándonos energía para sobrepasar cualquier obstáculo en el camino. También es el momento ideal para salir de casa para ayudar a los que han tenido menos suerte. Esa gente necesita un plato de comida caliente y una sonrisa para alegrarles el día. ¡Un muy feliz pavo para todos!