La
región de Charlevoix tiene paisajes espectaculares entre las lomas – con vistas
preciosas a las vías marítimas como el rio Saint Laurent – fjords, cabos y
bahías que enamorarían a cualquier turista veterano. Sea que pasen un tiempo en
reservas nacionales tales como Cap Tourmente, visitando importantes centros
artísticos y culturales como Baie-Saint-Paul o festivales de música en Le
Domaine Forget, se darán cuenta de la magia de este lugar y nunca querrán
escapar. Tan sólo recordar todo esto me dan ganas de subirme al coche y salir a
dar un largo paseo.
Con mi querido Jacques |
Un
lugar que me fascinó fue la Île-aux-Coudres, una pequeña isla visitada por el
mismísimo Jacques Cartier mientras se aventuraba por el San Lorenzo en el siglo
XVI. Él nombró esta isla retirada de la civilización, derivándola de la palabra
coudriers del francés antiguo,
significando árbol de avellanas. Me imagino que hacían un Nutella casero
fenomenal en aquella época. La única manera de llegar a la isla para visitarla
es abordando un transbordador que sale de Saint-Bernard-sur-Mer llegando a
Saint-Joseph-de-la-Rive. Lleven consigo su bicicleta ya que es un destino ideal
para hacer ecoturismo.
Esta comunidad
antiguamente aislada del mundo vivía de la pesca de focénidos y de la
construcción de barcos. Domar los mareas era sumamente importante en aquellos
tiempos viendo que los viajes por aerolíneas comerciales era muy desagradable
debido a un pésimo servicio – a veces, hasta un chiste malo es necesario para
alivianar el ambiente. Claro que hoy en día no hay mucha gente que va a
trabajar en barco, pero que bueno sería. Ahora, el turismo es la industria más
importante y como les he contando, en Quebec saben muy bien atender sus
visitas. Hay muchos centros históricos para conocer como viejos molinos y
granjas, hoteles en el campo para pasar un fin de semana romántico y muchos
artesanos vendiendo sus productos para llevarse un recuerdo.
La
Île-aux-Coudres también es un lugar conocido por sus productos derivados de la
manzana, algo que no sabía de antemano. Para los que son conocedores de esta
fruta y pueden diferenciar la manzana Fuji de la Gala, me quito el sombrero. Yo
realmente soy un aficionado de la Granny Smith. El verdadero néctar de los
dioses en mi opinión es la cidra de manzana. No hay nada como una tasa de cidra
caliente en una tarde helada de invierno. Lo que si les aconsejo es que antes
de abrir y tomarse un vaso, asegúrense que el envase sea cidra y no vinagre –
he pasado por esta desgracia y sobreviví para arrepentirme. Siempre lean las
etiquetas gente querida. Recuerden, podría ser vinagre.
Mis padres posando delante de un viejo molino |
Ahora, ¿qué puedo recomendarles? En primer lugar,
tomen su tiempo para recorrer la isla para ver los escaparates antes de
comprar. Uno puede pasarse casi todo el día paseando, probando y deleitándose
de buena comida. En cuanto a la cidra, hay una cidrerie que les recomiendo es la de Verder Pedneault ubicada en
3384 Chemin des Coudriers. En cuanto al servicio, consejos y secretos
culinarios que comparten, les doy dos pulgares para arriba y agreguemos un dedo
del pié.
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