Muchas generaciones de niños
crecen bajo nuestra bandera, enfatizando la importancia de la tolerancia en
nuestra sociedad justa. Este desarrollo comparte un fuerte paralelo con el mío,
en cuanto a entender otras culturas, religiones y diferencias nacionales. El
expatriado puede enfrentar una realidad muy cruel si desiste adaptarse a la
manera de hacer las cosas en el nuevo país donde decide instalarse. La
diferencia, cuando la vemos bajo una mentalidad abierta, fomenta nuestra
sociedad.
Los grandes centros urbanos
canadienses han evolucionado siguiendo este lema, acogiendo nuevos miembros en
este país y nuestros servicios públicos en ciudades como Montreal, Ottawa,
Toronto y Vancouver pueden apoyar a sus poblaciones en casi 150 idiomas. Como
las fuerzas especiales, nunca abandonamos nuestros compañeros – por lo menos,
esa es la teoría. El Canadá dejó de ser un “tesoro inalcanzable” o “el mejor de
los secretos” en cuanto a ser un lugar perfecto para vivir en paz y empezar una
familia. La gente ya se está dando cuenta de eso. Celebramos la diferencia con
festivales culturales, programas sociales, libertad de religión y muchos otros
aspectos que son imposibles en países homogeneos.
Los que ya tienen raíces
establecidas en esta tundra a lo largo de generaciones, han aprendido y|o
aceptado la “corrección política” – es una tema poco tangible en muchos países
– y definen la tolerancia en cada paso de sus vidas. Claro que este cambio no
se dio de la noche a la mañana. Los detractores de la filosofía del mosaico
canadiense que se puede trazar desde la era de Trudeau – estos son los frutos
de su labor – no suelen expresar su resistencia a esta ola públicamente e
internalizan gran parte de sus preocupaciones en contra del multiculturalismo. Los
crímenes de odio, el racismo, el antisemitismo y cualquier otra forma abierta
de faltar el respeto… bueno, simplemente no es comportamiento canadiense.
Aunque todo esto pinta un
panorama ideal, como en muchos países desarrollados, los canadienses no sienten
esa manera de reservarse cuando se trata de los católicos y sus creencias.
Claro que nuestras acciones en la bolsa de valores han dado un buen espectáculo
de caída libre como el anuncio de Red Bull. Como católico, estoy de acuerdo que
nuestra iglesia ha pasado por dificultades en su estructura, la falta de
evolución en la doctrina, controversias y un sinnúmero de acusaciones
resaltando en el telediario. Por otro lado, es un reto para cualquier persona
que esté leyendo esto, el compartir algo creado por un ser humano nunca está
libre de imperfecciones. Me encantaría saber. Ni siquiera el gran Steve Jobs
logró salvarse de cometer algún error dentro de su exitosa y larga carrera
.
Una vez que decidimos abrir este
dialogo en este país, se nota inmediatamente que las creencias religiosas
suelen recibir distintos privilegios. Cuando decidimos ir más allá de la
iglesia católica pasando a otras religiones, todo cambia de mal en peor. Cuando
se critican otras religiones, el que acusa es visto como un racista o
antisemítico. Si queremos promover una sociedad justa, debemos presentar los
mismos privilegios y ejercer tolerancia hacia todos los grupos sin importar lo
que consideramos errores. La diferencia en la que alimentamos nuestra fé
también nos fortalece.
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