Un(a) niño(a) de tercera cultura (TCK / 3CK) o niño(a) trans-cultural es "una persona que, como menor de edad, pasó un período extenso viviendo entre una o mas culturas distintas a las suyas, así incorporando elementos de aquellas a su propia cultura de nacimiento, formando una tercera cultura."

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domingo, 29 de abril de 2012

La Graduación: Mañana Es Hoy

Mucho puede pasar al cabo de cuatro años. En este momento recuerdo un comentario de un personaje interpretado por Matthew Broderick, el muy querido Ferris Bueller: “La vida pasa rápido. Si uno no se para y mira a sus alrededores de vez en cuando, la desaprovechamos.” El día que este joven adulto decide faltar al colegio, los espectadores observamos las ventajas de pasar tiempo con los amigos, poniendo de lado las responsabilidades escolares. En mi caso, me comprometí sinceramente al lado académico, gozando de las ventajas de ver a mis amigos, participar en deportes de equipo y continuar aprendiendo el maravilloso mundo de la informática. Esto fue mucho antes de que se volvieran populares los MacBooks. Los teléfonos celulares no sólo eran básicos pero incómodamente enormes con muy pocas opciones para traerlos en la ropa que traía uno puesta y cuando sonaba, costaba tanto sacarlo del bolsillo que a la hora de lograrlo, ya se había descargado la pila. En cuatro años, pasé de querer volver a mi país a considerar el Perú como mi segundo hogar.

Buen equipo... terrible camiseta

Al final de mis estudios de secundaria, tenía el mayor respeto por mis colegas. Ya no importaba las calificaciones, las actividades después del colegio, los clubes, pues todos habíamos viajado por el mismo duro camino juntos. Habíamos luchado en los mismos campos de batalla. Las diferencias que valorábamos y usábamos para definirnos de manera sin igual, separándonos en grupos distintos, ya no eran relevantes. Los días en los que nos cruzábamos en los corredores llegaron a su final junto con los almuerzos del mediodía y apurarnos para llegar a los entrenamientos. Durante mucho tiempo hicimos todo lo posible de ignorar lo que era inevitable. Muchos de nosotros, incluyéndome a mi, empezamos a charlar con personas que nunca antes habíamos tomado el tiempo para conocerlas, pues no nos habíamos detenido para mirar a nuestros alrededores de vez en cuando. Todos habíamos caído en cuenta de que mañana seguro no tendríamos más esa oportunidad. Ahora, se acabaron esas rivalidades juveniles llevando una pelea que ya ni tenía sentido y el diálogo mudó para convertirse en el de colegas de oficina tomando un café.

El día de la graduación arribó, marcando de manera oficial el final de mis deberes en el Colegio Roosevelt. Fue muy grata sorpresa entre probarme la vestimenta tradicional para tal ceremonia, dejarme crecer una preciosa barba y que llegara mi hermano mayor para compartir conmigo este semejante logro. Me mencionó por teléfono que no vendría y no recuerdo si era por cursos de verano que tomaba o responsabilidades laborales en London. La verdad fue que era todo un juego psicológico conmigo pues él tenía todas las intenciones de estar en Lima para ese gran momento. Fue una gran sorpresa planeado por mis tres mejores aliados. Para la entrada a la ceremonia, Alejandro y yo decidimos formar nuevamente un dúo dinámico, o por lo menos, los dos chiflados. Fue una despedida perfecta de este colegio tomando en cuenta que él fue mi primer gran amigo allí, lo cual me dio mucha felicidad. Nos pusimos de acuerdo en último momento para hacerle un gran tributo a Napoleón Bonaparte, ocultando la mano a nivel del vientre en nuestro camino hacia las gradas. Que gran procesión, sobre todo al ver los padres de mis amigos los cuales nos felicitaban al avanzar por el pasillo.

Esta gran celebración fue como muchas fechas importantes en la vida de un niño de tercer cultura. No había nadie de mi familia – ninguna relación familiar compartiendo un enlace consanguíneo – tal como todos los cumpleaños, primera comunión, confirmación, etc.. Esta ausencia, la que muchos considerarían importante en el camino hacia llegar a ser adulto, nunca realmente causó algún bajón en mi estado de ánimo. Eso fue algo que viví desde pequeño lo cual se me hacía muy común a estas alturas. De cualquier modo, si algún dedo apunta en acusación de negligencia, yo también sería culpable viendo que mi falta era la misma en sus propios momentos importantes. Mis amigos, quienes compartían circunstancias similares a las mías pero seguramente estaban viviendo su primera misión  fuera de su país, sufrieron un poco más. Yo tuve presente mi familia transitoria, lo que se acontece normalmente en cada lugar: mis amigos, sus padres – los que se convierten en tíos y tías en un sentido muy lindo en muchos países Sudamericanos – el personal de la embajada y mis favoritos padres y hermano. Todos ellos son las personas con quien naturalmente encontramos un enlace, pues son los que están en mejor posición para entender lo vivido y sobre todo, el sacrificio que se hace en una vida que muchos consideran ‘la buena vida del eterno veraneante.

Veni, vidi y algo de vici


Los últimos meses de una larga despedida en Lima pasaron lentamente. Yo había logrado establecerme y mantener un lugar en lo que me permite de esa manera llamarlo MI colegio, pero también me hice una vida en la cual fui muy feliz. Me iba a ser difícil despedirme de todo y empezar de nuevo. Entendía perfectamente que mi futuro era lejos del Perú – al igual que el destino de todos mis compañeros en mi grupo pues todos embarcábamos en expediciones muy distintas – pero era duro aceptar el por qué. Lo que nos quedaba del verano fue genial, sin clases ni tarea para distraernos. Mis amigos y yo nos comprometimos a aprovechar cada momento como si fuera el último, mismo cuando debíamos absorber los golpes fuertes de la ausencia con los primeros desertores. Después de la graduación, empezó una gran racha de fiestas en casa de todos y cada uno, por la ciudad, todos estaban invitados, sin excepción alguna. Se pedía pasar la voz – avisar a todos. Íbamos a pasarlo de lo mejor antes de que nos tocara tomar el avión que simbolizaba el final de nuestra era dorada.

domingo, 22 de abril de 2012

Patria O Muerte, Venceremos En Miraflores

El Colegio Roosevelt fue un gran colegio para estimular la creatividad. El elemento más fuerte del sistema educativo estadounidense es el ambiente que fomenta la imaginación en la mente de su población joven. Por este motivo, siempre estaré agradecido a mis queridos vecinos continentales. Como ya sabrán, mi pasión desde temprana edad en el ambiente escolar siempre fue la historia. Debía enterarme de absolutamente todo. Al llegar el fin de mi estadía en Lima, estaba muy entusiasmado porque nuestro maestro de historia,  Mr. Cotner, nos dio carte blanche para preparar nuestro proyecto de fin de curso. Se abrió el cielo dejando atravesar un rayo divino empatando la imaginación con la historia. Reaccioné ante tan buena noticia, reclutando mis muy queridos secuaces, Alejandro, Crack, Glen y William (el otro, no el que les está tecleando) y abrimos la puerta a algunos compañeros que no tenían equipo.

Frustraciones del proceso creativo

No había lugar a duda que nuestro tema tenía que ser La Revolución Cubana. De todos los conflictos que estudiamos a lo largo de nuestra carrera escolar fue la que más interés me suscitaba, sobre todo al tener poco tiempo de haber vuelto de viaje de esa bonita  isla  – no la de Madonna si no la que está en el Caribe. Estábamos todos convencidos que la mejor manera de presentar este tema era usando la vía audiovisual. La mayor parte de la gente prefiere esta metodología en vez de escuchar tan solo palabras sin ningún sentido balbuceadas por un ser que le gusta escuchar su propia voz. Y si está de acuerdo con eso, seguro estará aún más tratándose de un público de adolescentes. A esa edad, todos somos – claro que es lo que pensamos –  unos cancheros y  nada nos puede impresionar. ¡Ya sabemos todo! Todos hemos estado en esos zapatos para poder aceptar de alguna manera tal estereotipo. Esto fue los que nos motivó a comunicarnos creando el mejor video producido en casa en la historia del cine amateur sin patrocinio.

Este proyecto generó mi primer experiencia en el mundo de los guionistas. Ya veía un futuro prometedor nada más y nada menos en Hollywood. Claro que también deseo añadir, que fue un tremendo guión considerando que mi formación fue por los canales televisivos del muy didáctico Cable Mágico – doy gracias particularmente a HBO Olé, Cinemax y MTV Latino para citar algunos. Bueno, no olvidemos esas caídas teatrales que existen en el mundo del futbol. Nadie me obligó a tomar el mando como director, guionista, productor, casting, etc. Lo que nace de la pasión le lleva a uno a mover montañas y siempre acepté la colaboración de mis colegas. Veo ahora que también fue mi primer intento como jefe de proyectos y un gran ejemplo de liderazgo. La historia empieza con Fidel Castro (su servidor presente), el Che Guevara (William Erickson) y Camilo Cienfuegos (Alejandro Alves) tomando el Capitolio Nacional en La Habana (nuestro salón de clase) derrocando al malvado dictador, Fulgencio Batista (nuestro profesor Mr. Cotner) apoderándonos del gobierno. Claro que desde el inicio, esta producción fue totalmente impeccable e inmaculada, mereciendo un Oscar.

Los que estábamos involucrados en este proyecto, demostrábamos tanto entusiasmo y alegría que recuerdo ver que recibíamos voluntarios que querían formar parte de la película. La mejor escena que filmamos fue en el centro comercial Larcomar en Miraflores, donde Fidel, El Che y Camilo querían ir a tomar el sol en Playa Girón – así le pusimos el apodo a esa playa en plena costa limeña – y supuestamente nos habíamos perdido al intentar de llegar a este punto clave. Eso no es muy caracteristico de nuestro Fidel, ¿no creen? Filmamos la entrada de los tres amigos al Hard Rock Café de Larcomar recibidos por el Maitre D’ quien nos orientó hacia la playa, todo capturado en cámara. Fue una gran colaboración. Al llegar a la Playa Girón – un asentamiento dentro de la Bahía de Cochinos – los no-tan-barbudos descansaron a la entrada de la casa en la playa de Fidel – un baño público – donde un grupo armado únicamente con puños y mal aliento – nuestros voluntarios extra – para intentar de quitarnos nuestra Cuba. Claro, tal como lo indican los libros de historia, no lo lograron. En nuestro caso, no se tuvo que derramar ni una gota de sangre.

Camilo, Fidel y El Che apreciando el Hard Rock Café


El ingrediente más importante para crear un ambiente positivo en el mundo de la educación, sobre todo con adolescentes, es darles espacio para crecer. Si demuestran entusiasmo y no se desvian de su labor, se debe hacer todo lo posible para apoyar esa pasión o apartarse si el caso lo dicta. Mr. Cotner fue ese tipo de profesor. Durante todo el tiempo que estuve en ese colegio, jamás escuché ningún comentario negativo ni ninguna queja con respecto a él, su persona o su metodología. Me gusta pensar que él sólo quería dar el ejemplo. Nos dio las herramientas necesarias para tomar decisiones estudiadas de manera independiente y estar dispuesto a enfrentar las consecuencias. El nos preparó, sin que nos diéramos cuenta, a enfrentarnos al mundo después de Roosevelt. En la mayoría de las universidades en mi continente de origen, te dejan en un tanque de agüa para ver si te ahogas o nadas. Gracias a la disciplina que adopté en mi curso de historia, siempre logré mantener la cabeza por arriba del agüa. Lo único que lamento es no tener ese video, perdido en la historia como si fuera por pura ironía. Esta película fue verdaderamente un clásico ejemplo de un montaje de cine producido en casa.

domingo, 15 de abril de 2012

La Ciudad Blanca


La bella ciudad de Arequipa descansa en un valle rodeado por los Andes en cuyo paisaje resalta la presencia del volcán El Misti. Ésta es la segunda urbe más poblada del país incaico la cual ha dado a luz a algunos personajes orgullosamente reconocidos en el mundo hispano, tales como Mario Vargas Llosa, recipiente del Premio Nobel y  también el muy distinguido Víctor Andrés BelaúndeSecretario General de la ONU en dos ocasiones. La arquitectura colonial en su casco viejo, construida usando piedra volcánica blanca, le da un toque único explicando su apodo como La Ciudad Blanca. Esta imagen metropolitana fomenta en lo más profundo de la consciencia de sus habitantes, alimentando un orgullo especial. Durante mi época en Lima (del año 95 al 99), el pueblo arequipeño debatía la posibilidad de una autodeterminación alejándose del estado peruano, pero el resabio llevaba un toque de comedia para los burócratas sentados en el congreso nacional en la ciudad capitalina. Además, hasta se podía conseguir un pasaporte arequipeño – hasta le tomaban la foto a uno en plena calle – de vendedores ambulantes en el centro de Lima.

Nuestra restaurante con vista a la Plaza de Armas

Hice este viaje a Arequipa junto con mis queridos padres en semana santa de 1999. El primer día lo dedicamos al esplendoroso corazón de la ciudad y sus numerosas arterias alimentando el casco antiguo, empezando por la Plaza de Armas. Esas plazas principales representan el nacimiento de muchos pueblos establecidos en la era colonial y suelen portar el mismo nombre. Los conquistadores diseñaron la ciudad usando como base la estrategia militar, dejando siempre un espacio abierto donde la gente podía congregarse para recibir armamento en el caso que cayeran las demás líneas de defensa durante un ataque. Los Bickford cubrieron la retaguardia desde una picantería – nombre para los restaurantes que sirven platos tradicionales – deleitándose con la incríble vista de la Basílica Catedral de Arequipa. Después de haber pasado años entre los predecesores de los incas, era evidente que hasta la comida en esta ciudad tenía raíces establecidas únicamente por la Madre Patria, apartándose de influencias gastronómicas criollas, japonesas o chinas, lo contrario de Lima. En la capital, era alucinante la cantidad de restaurantes chifa que preparaban comida rápida con un toque asiático. Estos grandes puntos estratégicos culinarios en Arequpia rodean la plaza principal y son un punto ideal para observar a la gente mientras almuerzan una comida completa. Se necesita este combustible en su motor por recorrer allí. No se pierdan el convento de las monjas, es como una ciudad aparte dentro del centro.

La evolución arquitectónica de la ciudad está completamente correlacionada con varios temblores que tuvieron. Realmente es algo sorprendente observar tantos edificios que siguen en pie desafiando no solamente el tiempo pero la cantidad de terremotos. Yo tuve esa gran experiencia de vivir uno en el confort de mi habitación en el hotel en una dulce madrugada. Lo que más pavor le da a uno es escuchar llegar al fenómeno, como un tren de carga a todo vapor y saber que está uno en su camino. De repente, sale un tsunami jalando una manada de turistas gritones llevados por el pánico, agregando algo más a todo este mambo. Al escuchar semejante público apocalíptico, salté de la cama en dirección de mi armario, en el que logré rescatar mis habanos Montecristo No. 4 y me disparé hasta la puerta. ¡Caballero! ¡La Madre Naturaleza no me iba a robar tremenda obra de arte del pueblo cubano! Si llegaba a desmoronarse este hotel, mis habanos debían sobrevivir. Bueno, ya me desvié demasiado del tema que trataba de la arquitectura colonial en este gran tesoro andino. Muchos compartimos esa ignorancia que los primeros arquitectos, ingenieros y constructores no tenían diplomas de grandes universidades técnicas pero de todas maneras erigieron tremendos monumentos que siguen siendo admirados hasta la fecha. Sus herramientas eran tan útiles como juguetes para niños pero esa determinación sin paralelo los guió hacia su objetivo final. La elegancia de estos acotamientos resalta ante la mirada de los visitantes, también subrayando la importancia que ha tenido la iglesia católica española en el desarrollo de este asentamiento.

Nuestro hotel estaba ubicado en las afueras de la ciudad en un pueblo llamado Sabandia. Era un Holiday Inn Sunspree Resort construido al lado de una pequeña laguna artificial, un antiguo molino de piedra y unos terrenos de campo abierto inmensos. Teníamos un excelente restaurante allí mismo que disponía un muy estudiado menú gourmet – una noche conocimos a los dueños mientras cenábamos: eran franceses expatriados y aficionados del motociclismo – grandes jardines con alpacas podando el pasto con sus dientes perfectamente afilados (la mejor podadora orgánica) y una piscina para relajarse. Una tarde, mis padres y yo gozábamos de una limonada fresca, el cálido sol andino y la paz que se disfruta mucho en el campo peruano. Toda la propiedad lucía un ambiente ideal para olvidar el caos de la vida urbana. Durante ese momento profundo de agradecimiento por meditación, nuestra consciencia colectiva pareció estar tan conectada a la Pachamama que de alguna manera convocamos la fauna que nos rodeaba. Mientras estábamos perdidos concentrándonos en lo más profundo de la paz y tranquilidad, se zafó un precioso caballo saliendo de la nada, galopando a orillas de la piscina y desapareció así como llegó. Los tres compartimos una mirada curiosa, pensando si de verdad acababa de ocurrir lo que vimos en cuestión de segundos. Antes de abrir la boca después de asimilar tal rareza, volvió nuestro querido y nuevo amigo el potro pero esta vez, lo venía siguiendo un jardinero peso pesado y no muy dotado en la carrera de larga distancia, intentando hacer parar al animal. Debo compartirles que esa tarea debe requerir un alto nivel de atletismo para alcanzar un animal que nació para correr en el campo libre.

Visitando el molino de Sabandia

Otra tarde de tranquilidad – se dan tan fácilmente en estas condiciones – salimos los tres a caminar por el sendero campestre que lleva al viejo molino. En camino, nos encontramos con una vieja casa particular de cerámica roja con una veranda exhibiendo mesas y sillas. Parecía que el frente de la casa servía para atender el público en capacidad de restaurante. En el Perú, sobre todo si es muy obvio ser gringo – una de las palabras más flexibles en este país para decir extranjero – la gente aparece repentinamente de la nada (tal como el potro fugitivo) y de repente escucha uno “o’e compa’e... coman acá puéee.” Tal como se los mencioné en mi episodio por Ancón, estos lugares son los mejores en cuanto a calidad y costo – sin olvidar las porciones generosas. Nos convencimos rápidamente de entrar a probar algunos platos típicos pero el que quedó grabado dentro de mi glosario gourmet fue en infame rocoto. Me encanta la comida picante, pero después de este plato de pimentón nuclear lleno de carne al inferno, creo que me quedé expulsando llamas como un dragón durante un mes. Los que han probado los diferentes picantes mexicanos sabrán que existe “calor” y “sabor”, pero el ají peruano puede hasta aniquilar células cancerigenas o hacer un agujero en una caja fuerte de acero. Será por eso que dicen: “Cada quien tiene sus gustos.” Compartimos el ambiente acompañados de los perros más olorosos del planeta, cumpliendo al pie de la letra su labor de defender el suelo de cualquier objeto comestible que intentara escapar. Arequipa fue y siempre será uno de mis lugares favoritos del Perú y se lo recomiendo altamente a toda persona que tenga la oportunidad de realizar este viaje.

domingo, 8 de abril de 2012

Espiritualidad 101: ¿Quién Manda A Quién?

La espiritualidad, sin importar los detalles en cuanto a la práctica, nos ha acompañado a lo largo de nuestra existencia en este planeta. La mayoría entre nuestra raza humana, cuando se encuentran ante un enorme desafío, busca canalizar energía positiva para salir adelante invocando los cielos. Parecemos estar convencidos de que algo o alguien está allá en lo alto entre las nubes, velando por la mortalidad de los pobres terrícolas. En el año 2005 – los datos más recientes que he podido encontrar – aproximadamente 88 por ciento de la población mundial dicen “creer en Dios” (Universidad de Cambridge). Tan sólo en los Estados Unidos, este mismo estudio demuestra que el 95 por ciento de los estadounidenses concuerdan tratándose de la misma pregunta. La respuesta incluye creer en una fuerza o energía de vida que usa lo que nosotros exponemos al mundo externo que forma nuestra realidad compartida. ¿Podría ser que la gran mayoría de nuestro planeta ha descubierto algo?

Ana reconectándose a la Pachamama

En mi época de adolescencia en el Perú – sobre todo después del cáncer de mi madre – me reconcilié con mi parte espiritual, volviendo a ir oir misa de manera regular. Anteriormente, mi problema principal no era contra la administración y los escándalos rodeando casos de abuso sexual a menores de edad pues creo que estos casos van más allá de la denominación religiosa. Esto de ninguna manera significa que apoyo estos actos terriblemente infames. Mi hermano y yo fuimos durante algún tiempo acólitos en la iglesia de nuestra comunidad y nunca fuimos víctimas de ningún abuso. Por lo general, los católicos no somos personas que respondemos en forma violenta a acusaciones de ser proponedores de la pedofilia. Sabemos que no los somos. La verdad es que a veces la voz de los pocos que dirigen sus protestas son más fuertes que los devotos. En la creencia católica, nos enseñan a perdonar y actuar con humildad y responsabilidad, no sólo hacia nuestra comunidades, si no también hacia todos nuestros hermanos y hermanas. Estos pueden ser de diferentes ramas religiosas pues no los consideramos como enemigos o que su destino sea de pasar una eternidad quemándose en el fuego del infierno bajo el cálido cuidado del mismo Lucifer. El tiempo vergonzoso de la inquisición ya forma parte de una historia que merece la pena ser recordada.

Los residentes de nuestro opulento barrio en Chacarilla se congregaba los fines de semana para celebrar la santa misa en el colegio Santa Maria a unas cuantas cuadras de nuestro hogar. La misa del domingo se celebraba curiosamente en la cancha de basquetbol de esa institución, algo que me parecía poco serio. En cada ocasión, esperaba que tocaran la bocina indicando el final del partido o bien ver a alguien catapultado por el aire para volcar la naranja pero en vez de esto, un aborigen corpulento entonaba himnos acompañándolos con su guitarra, dando la idea de una falta técnica. Todo esto me parecía entrar en el terreno de lo aceptable. Era un verdadero ejemplo de cómo acoger un grupo numeroso de invitados, algo que mucha gente buena haría. Mi descontento realmente era con los que asistían a la misa. Recuerdo salir un día caminando de vuelta a casa cuando vi un caballero acomodado meterse pedantemente a su Mercedes Benz seguido por su familia imitando cada movimiento. Al partir, el auto destruyó y acabó con la bicicleta de un pobre heladero. Después de haber comulgando y recibir la bendición, respondió a este accidente en el que él era el único responsable, bajando la ventana para extender su dedo medio y diciendo una sarta de groserías al heladero, las cuales prefiero no repetir. ¡Qué buen ejemplo para los chicos sentados en el asiento posterior...¿No creen?

Lo que pronto confirmé es que ser parte de una religión es como ser parte de una familia – tan grande que no conoces a todos personalmente. Los valores de esta familia se les explica a cada uno de la misma manera, pero la práctica a veces deja mucho que desear. Muchas veces uno no estará de acuerdo con la persona sentada a su lado pero siempre se debe rezar por el bien común, esperando que los que se distancían de un comportamiento fraternal despierten y vuelvan a formar parte de la humanidad. Algunas personas nunca logran el dulce retorno lo que no es muy bueno que digamos, pero tampoco se puede imponer la voluntad de uno a otra persona. Cada quien en este planeta ha sido condicionado por eventos que se han vivido y la religión nos sirve como una recomendación de cómo mejorar la humanidad. Las ideas son solamente propuestas y los líderes religiosos intentan de enfocar la importancia. Si los que se sientan en las bancas deciden apagar su luz interna, rechazando esta oportunidad para alimentar el alma, es lo que decidieron. Como todo: tómalo o dalo por perdido. Hay unos fuertes paralelos al ser padre o un tío. No puedes tomar la última decisión por alguien. Lo único que uno puede hacer es explicar a los seres queridos y guiarlos hasta un cierto punto y esperar que apliquen esa sabiduría en la trayectoria de su vida.


Nosotros escogemos nuestro camino de la vida


Para continuar a construir una comunidad global humanitaria, uno puede ser cristiano, judío, musulmán, shinto, budista  con lo que se sienta uno más a gusto es primordial y muy necesario. Sin embargo, saber que la diferencia es riqueza jamás se debe  despreciar. Es lo que hace este mundo un hogar más interesante. Debemos cultivar más tolerancia. Mismo si una persona ridiculiza la religión, estos valores forman parte de nuestro proceso legislativo y nuestra forma de ser cotidiana. No hay ninguna manera de escapar esta realidad. El punto clave de esta publicación si me lo permiten, sin importar quien esté a tus alrededores, son personas tal como ustedes. Por lo tanto, es importante pensar antes de actuar pues quizás un día se inviertan los roles y siempre uno va desear que lo traten con cuidado, respeto e integridad cuando le va mal. Jamás juzgue un libro por su portada, puede estar muy equivocado al hacerlo.

domingo, 1 de abril de 2012

Cuba – Un Fuerte Solitario

En mi época de adolescente en Lima, me había vuelto todo un admirador de la Revolución Cubana. Este condicionamiento no era la norma de un colegio americano. Me fascinaba que este pequeño país latinoamericano, ubicado tan sólo a unos 140 km de la Florida, se liberó de la esclavitud explotadora de los EE.UU. en los años 1960 y frustraron un atentado de invasión – el incidente reconocido como la Bahía de Cochinos – proveniente de este mismo poderoso vecino. Fidel y El Che eran las estrellas de este movimiento tan prometedor. El compromiso de los revolucionarios de mejorar la vida de su pueblo, poniendo las necesidades del cubano común primero, era digno de elogio. Los líderes actuaban según la retórica que predicaban – algo raro entre políticos – llevando la educación y cuidados médicos a todos. Mientras los EE.UU. vivía una guerra interna entre razas por derechos civiles, la revolución acabó con las divisiones entre raza y género. Tanto el hombre como la mujer son iguales bajo la doctrina de la revolución.

Fidel asumiendo el poder junto a sus barbudos

A mediados de los años 1960, el gobierno cubano prohibió y eliminó toda propiedad privada, sacando los últimos inversionistas extranjeros que quedaban de la era pre-Castro. Esto acabó con la industria del turismo, muchas veces vista como la prostitución de la isla y el esclavismo de sus 'compañeros'.  Los hoteles que restaban dejaron sus puertas abiertas para recibir únicamente clientela nacional y sus hermanos comunistas. No fue si no hasta la caída del imperio soviético que el régimen comunista volvió remisamente a abrir sus playas a los visitantes extranjeros. El gobierno isleño se encontraba sin amigos en la comunidad global que pudiera reimpulsar su economía. Esos tratados especiales que una vez se beneficiaron del romance con el bloque de Europa oriental se acabaron y no volverían. La calidad de vida cayó drásticamente. Los cubanos conocen ese momento de su historia como El Periodo Especial. La administración estaba desesperada para volver a llenar su caja fuerte abandonada. Después de un largo debate entre los de la vieja guardia, se volvió a pasar legislación formalizando una nueva política del turismo. La bola de nieve entrenó la restauración de hoteles, autorizando cadenas extranjeras a volver a invertir y poner en marcha obras para resucitar la estética de las ciudades. No fue cuestión de mucho tiempo para que se abriera una compuerta dejando pasar una fuerte afluencia de turismo, la cual alimentó la economía hambrienta de un capital eclipsando la industria del azúcar y productos relacionados

En febrero de 1999, mis padres y yo llegamos a La Habana para vacacionar cuatro días bajo el esplendoroso sol caribeño. En cuanto la tripulación abrió la puerta del avión para dejar salir a los pasajeros, un verdadero perfume del dulce tabaco cubano se apoderó de nuestro olfato. ¡Hasta la bienvenida cubana tenía su propio olor! La rutina aduanera era algo intimidante para los principiantes, con un oficial sentado detrás de una ventanilla elevada mirando hacia abajo a los turistas. Mismo si uno viaja con niños, el reglamento indica que cada persona debe pasar individualmente por este control. Uno se siente preso dentro de una cabina, sin poder ver quién pasó o esta por pasar. Esto fue muy curioso. Yo llevaba puesta mi preciada camiseta del Che Guevara con el patrocinio de Rage Against The Machine, lo cual me llevó a recibir un “Muy linda camiseta, chico” de un oficial estatal cubano dotado de una cara dura. Fue una manera muy buena de romper el hielo. Después de recoger nuestro equipaje, nos recibió un representante de nuestra agencia de viajes y nos llevaron a nuestro hotel a unos 200 km, ubicado en la hermosa playa de Varadero. Al punto intermedio de esta trayectoria, paramos en un belvedere, el punto más elevado de la autopista, para probar un mojito de “bienvenido a Cuba” con un acompañamiento típico de salsa cubana tocada por un conjunto muy animado.  

Tomamos una excursión diurna a la Habana desde Varadero, abordo de una camioneta con aire acondicionado, guiados por Jorge, nuestro amable guía. No tardé ni un momento en hacer amistad con él, quien se dio cuenta de mi pasión y mi conocimiento acerca de la historia de su país. Alguien preguntó en nuestro tour a qué edad había muerto el Che Guevara y yo fui el primero en contestar. Visitamos el casco viejo de la ciudad, una zona preciosa donde puede uno ver edificios coloniales y fortificaciones de la era colonial. Cuba fue la última colonia española del Mundo Nuevo en independizarse. También había varios banquillos en los bares de la ciudad reservados con cordones o cadenas, conmemorando la ausencia de Hemingway, quien alguna vez fue cliente frecuente. Este gran escritor también fue un gran catador de bebidas a base de ron cubano. Debido a la contratación de nuestro querido Jorge por el estado – la mayoría de la gente que trabaja con el público extranjero comparte el mismo jefe – no tenía permiso de entrar con nosotros a la catedral. Su – y el único – partido político en la isla no toleraba afiliación religiosa. Tal como dijo el viejo Marx si no me equivoco, es “el opio de las masas”. En las calles, había mujeres negras vestidas de blanco, portando un tipo de turbante de mismo color, fumando habanos. Jorge nos mencionó que éstas eran líderes de la Santería – una mezcla de creencias africanas, autóctonas y cristianas, con un parecido al vudú – y nos recomendó no conversar ni mirarlas. Aunque el pueblo no era muy creyente, sí eran bastante supersticiosos.

Jorge, Maman y yo frente a la catedral


El viaje a Cuba fue una experiencia increíble. Se lo recomiendo a toda persona  de mentalidad abierta que no tenga únicamente pasaporte estadounidense, sobre todo antes de que se termine el sistema actual. Es uno de los países más seguros en el planeta, obviamente por su estructura de estado totalitario, lo que permite conocer el lugar sin problemas y a su propio ritmo. Si habla castellano, aún mejor. Es casi como entrar a una máquina del tiempo. Verá automóviles americanos de los años 1950 en condiciones impecables. Los cubanos son muy orgullosos de sus coches. Los edificios por toda La Habana susurran secretos delatando lo que pudo haber sido esta urbe en su epopeya y su gente esta lista para acoger al visitante. Este lugar es realmente un museo andante equipado de varios conjuntos musicales afro-cubanos acompañándolo a cada paso. Por el lado negativo, notará que la gente debe soportar una realidad con derechos extremadamente limitados. El pueblo vive en un mundo de escasez sin posibilidad de conseguir artículos que consideramos básicos que desperdiciamos en países más desarrollados. No le cuesta nada dar una propina cuando pueda, mismo si es la gorra que trae puesta, una cajetilla de cigarrillos, o cualquier cosa que no le importe regalar. Se lo agradecerán eternamente.