Un(a) niño(a) de tercera cultura (TCK / 3CK) o niño(a) trans-cultural es "una persona que, como menor de edad, pasó un período extenso viviendo entre una o mas culturas distintas a las suyas, así incorporando elementos de aquellas a su propia cultura de nacimiento, formando una tercera cultura."

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domingo, 27 de noviembre de 2011

¿Qué es un garante?


Queridos amigos, es con mucho gusto que les comparto la siguiente parte de "El Verano Sangriento" (Parte 2 de 4) por David Bickford. Disfruten de la lectura.

La Embajaba continuaba monitoreando la crisis de los rehenes, la cual absorbió gran parte de la atención y energía política de los peruanos, pero no se veían rastros marcando un inicio a las negociaciones. Luego, a principios de enero, el Embajador Vincent fue invitado a participar como integrante al Grupo de Garantes. Con la autorización y el apoyo de Ottawa, aceptó este papel. Tal como el Ministro de Relaciones Extranjeras interino nos explicó, el grupo comprendía el Japón (representando Asia), el Vaticano (representando Europa), el Canadá (representando las Americas) y el Comité Internacional de la Cruz Roja (proporcionando alimento, agua y algún tipo de diversión a los rehenes de forma diaria). El representante japonés optó por ser un observador debido al número de rehenes japoneses y el representante de la CRI decidió continuar con sus labores únicamente para el bienestar y alimentación de los rehenes. Quedando en realidad como garantes sólo Tony Vincent y el Arzobispo de Ayacucho, Monseñor Juan Luis Cipriani (representando el Vaticano), aunque el representante japonés, Terusuke Terada (Embajador japonés en México) proporcionó consejos muy sabios.

El mandato del Grupo de Garantes, tal como fue estipulado por el gobierno Peruano, fue de estar presente cuando los terroristas bajaran sus armas, dejaran en libertad a los rehenes y salieran de la residencia hacia su refugio seguro. No debían estar presentes durante las negociaciones. Los Garantes argumentaron con éxito que garantizarían la implementación de un accuerdo  si no habían participado en las negociaciones. El gobierno peruano concordó con cierta renuencia, los Garantes descubrieron durante su primera reunión, entre el gobierno y los terroristas, que las negociaciones no habían ni siquiera empezado y que los terroristas se estaban poniendo nerviosos por la falta de disposición por parte del gobierno para escuchar sus exigencias.

Para poder activar las negociaciones, los Garantes empezaron a presentar ideas y promover intercambios para definir las posiciones y crear por lo menos una confianza mínima. El papel del Garante cambió de observador pasivo a facilitador y poco después a mediador. Como parte de este proceso, yo encabecé un grupo con la tarea de visitar al líder del MRTA encarcelado en prisiones de máxima seguridad en las alturas de los Andes – ¡Terrible! Pero esto es una historia aparte.

Desviándome un poco de este tema, en algún momento de la carrera, los diplomáticos toman un curso de formación en “capacidades de negociación.” Yo había tomado ese curso, algunos años atrás y logré encontrar el material del curso junto con mis notas para ver si existía alguna fuente de inspiración en estos. Era realmente un ejercicio deprimente dado que en este caso, ninguno de los elementos para una negociación exitosa estaban presentes: Había, inter alia, ninguno de los dos partidos dispuestos a negociar, ninguna flexibilidad en sus posiciones, ninguna confianza mutua y del lado de los terroristas, aun no estaba claro lo que querían realmente. A veces, ellos pedían que soltaran a sus compañeros de la cárcel, otras veces: mejor salud, comida y visitas, o en ciertas ocasiones, sólo la liberación de sus cabecillas estratégicos. Los Garantes intentaron sin ningún éxito, convencer a los terroristas que sacar al líder no sería una buena idea para empezar y que debían de bajar un poco de tono sus expectativas.

Hablé con expertos de rescate de rehenes de varios países, incluyendo el mío, y parecía que el concenso general y de común acuerdo, una operación armada en la residencia japonesa representaba un costo elevado en vidas pues el edificio era grande, con muchas habitaciones y tanto los rehenes como los capturadores estaban distribuídos por todo el edificio. Uno de los puntos clave era que el MRTA practicaba regularmente una respuesta a este tipo de ataque – lo que significaba matar todos los rehenes posibles antes de perder el control total. El consenso era que si el ejército podía tomar la residencia en menos de 3 minutos, 50% de los rehenes se convertirían en bajas, 50 % del restante morirían dentro de los próximos 3 minutos si se procedía conforme a esto. Si la operación duraba más de 12 minutos, era casi seguro que todos los rehenes estarían muertos o heridos.

Los Garantes creían que la única salida favorable a este conflicto era por medio de una negociación con la estrategia de salida. Todos los esfuerzos se llevaron a cabo para asegurar tal conclusión pero al pasar de los meses, se vieron muy pocos resultados. Eran pocas las reuniones  pro forma entre el gobierno y los terroristas, llegando a pocos acuerdos. Como consecuencia, los Garantes pasaron mucho tiempo en la residencia japonesa intentando de convencer a los terroristas de escuchar la voz de la razón, rogándo a los rehenes de mantener la calma y no provocar a sus capturadores. En cuanto a esto, los Garantes tuvieron más éxito. El estado anímico permanecía relativamente elevado entre los rehenes, hubieron pocas confrontaciones entre los rehenes y los terroristas, formándose una forma contraria al síndrome de Estocolmo  – varios de los jóvenes (entre 15 a 16 años de edad) y terroristas impresionables estaban asombrados de la presencia de ministros, generales, embajadores y los veían como personas modelo.

Mientras tanto, el ejército peruano estaba excavando túneles debajo de la residencia...

domingo, 20 de noviembre de 2011

El Verano Sangriento


Este fin de semana, es con un gran orgullo que comparto esta nueva entrada con ustedes presentada por mi padre, David Bickford. Éstas son sus experiencias referente a la crisis de los rehenes en la Embajada del Japón. Él fue Consejero Político en la Embajada del Canadá en Lima, Perú, de 1995 hasta 1999. Disfruten la lectura de “El Verano Sangriento” (Parte 1 de 4):


En diciembre de 1996, muchos de entre nosotros estábamos convencidos de que el terrorismo en Lima estaba de salida. Ataques a cuarteles de policía, explosiones y coches bomba eran menos habituales y crímenes violentos parecían ser el único elemento afectando la seguridad de nuestras familias. Por esto, el terrorismo no figuraba entre mis prioridades la noche del 17 de diciembre, cuando recibí una llamada telefónica informándome de que el Embajador y la Sra. Vincent habían sido víctimas en la ocupación terrorista de la residencia oficial del Japón. Al suceder esto, el coctel fue reconocido como el más largo en nuestra historia humana o como los medios peruanos lo denominaron, “El Verano Sangriento.”

Embajadores de la India e Israel flanquean a los anfitriones

Sin saber realmente lo que estaba aconteciendo, siendo el número 2 en la Embajada, decidí llamar a mis colegas y corrimos a la Embajada para abrir la oficina y un canal de comunicación con Ottawa e intentar de conseguir información de lo ocurrido en la residencia japonesa. Poco después era evidente que Tony y Lucie Vincent habían sido capturados por una célula terrorista del MRTA junto con otros 600 funcionarios peruanos y extranjeros. Cerca de la medianoche, todas las mujeres e invitados mayores fueron liberados, dejando cerca de 350 aún en captividad. Aproximádamente a las 2:00 de la madrugada, recibí una llamada teléfonica de Tony Vincent tranquilo y en control, notificándome lo que sucedía dentro de la residencia. Él había pedido prestado el teléfono celular a uno de sus compañeros secuestrados y hablamos mientras se escuchaban algunos ronquidos en el fondo. Tony me informó que, además de él, habían otros tres canadienses entre los rehenes. Con la vida de cuatro canadienses en riesgo, esto se convirtió esencialmente en una crisis para la Embajada – todo lo demás fue subornidado por la tarea de asegurar que los canadienses salieran sanos y salvos. Ninguno de nosotros nosotros dormimos esa noche.

Al día siguiente por la tarde, soltaron a Tony como parte de una comisión con el deber de presentar las condiciones de los terroristas al Presidente Fujimori. Yo estaba casi en frente de la residencia de los japoneses en ese momento y fue un enorme alivio verlo salir, cansado y despeinado pero ileso. Durante las próximas 24 horas, Tony intentó a lo largo de varias ocasiones programar una reunión con Fujimori, pero sus esfuerzos fueron en vano. En ese momento, Fujimori quería diseñar e implementar una estrategia antes de recibir cualquier comunicado de los terroristas.


El Ministro Tudela rodeado por la MRTA

Esa tarde Tony me dijo que intentaría volver a entrar en la residencia japonesa para informarles a los terroristas que no pudo completar su tarea pero que seguiría intentando con mucho empeño. Nos llevábamos generalmente bien los dos, pero esta vez discutimos. Yo le dije que no volviera a entrar – quién sabe si lo dejarían salir nuevamente. Él insistía mientras que yo le dije que mandara un reporte escrito con un representante de la Cruz Roja. Él rechazó esta contrapropuesta y le pregunté por qué insistía tanto en volver a entrar. “Porque les di mi palabra” me respondió . Nuevamente, argumenté que debíamos lidear con terroristas impredecibles y que uno no estaba obligado a cumplir con su palabra ante tal gente. Él siguió insistiendo y aunque yo no estaba de acuerdo con lo que estaba haciendo, admiraba su valentía y convicción para asegurar el bienestar de sus colegas y amigos. Lo vi entrar a la residencia con una combinación de emociones: miedo y aprensión que no saldría vivo de allí; y orgullo de que el servicio exterior canadiense haya producido tal persona. Creo que no pude respirar tranquilamente hasta que volvió a salir unos 30 minutos más tarde.

Durante el transcurso de los próximos días, Tony pudo entregar las exigencias del MRTA al “intermediario” del gobierno para las negociaciones con los terroristas, al mismo tiempo los demás rehenes canadienses salieron en libertad. Con las condiciones de los terroristas entregadas y los canadienses a salvo, finalmente recobré un aire de tranquilidad y pensé que nuestro papel directo en esta crisis había terminado. Nunca se me ocurrió que éste no sería el caso...

domingo, 13 de noviembre de 2011

La Embajada de Japón Bajo Fuego

El ambiente en los cocteles diplomáticos se colma de un tremendo glamur. Las listas de invitados generalmente incluyen todos los sospechosos habituales: altos mandatarios diplomáticos de carrera representando cada una de las misiones internacionales en el país, ejecutivos prestigiosos de compañias invirtiendo en el mercado doméstico y gente reconocida como la élite de la política y el mundo corporativo nacional. Es un verdadero desfile formal con los mejores atuendos, sin olvidar los uniformes oficiales que visten los agregados militares decorados de un carnaval de medallas. A cada representación se le recomienda de manera sutil e indirecta de mandar la gente más veterana cómo suele ser la leña necesaria para mantener el calor del fuego familiar de una relación amigable y próspera en pleno fervor. Brian y yo tuvimos el gran honor de participar en estos festivales protocolares en ciertas ocasiones, preparados para sumergirnos en el mundo de contactos importantes, representando la juventud de nuestro país bajo los criterios más refinados. Estas ceremonias generalmente eran con el propósito de marcar fechas especiales tales como el día nacional o en este caso, el 63º cumpleaños del Emperador Akihito de Japón, el 17 de diciembre de 1996 en la residencia oficial japonesa. 

El Embajador del Japón Aoki con su esposa  Naoko reciben el Canciller Francisco Tudela

Ese mismo martes por la tarde, Brian y yo descansábamos como lagartijas bajo el sol, disfrutando de programación televisiva americana de lo más estupefiante – teníamos los canales principales procedentes de Denver, Colorado, gracias a nuestro querido proveedor Cable Mágico – mientras Maman cumplía con un plazo estrictamente marcado para entregar las notas de sus alumnos cerrando el ciclo del semestre. La mobilidad de Dad se vió terriblemente limitada al contraer un terrible virus estomacal obligándolo a permanecer lo más cerca posible de su fiel amigo hecho de porcelana blanca. Mejor no entremos en más detalles sobre este tema. Él era la mano derecha de nuestro embajador, lo cual significaba que debía ir a la función diplomática esa misma noche, pero debido a su malestar, rehusó educadamente su asistencia. Nuestro Embajador Anthony Vincent y esposa, Lucie, fueron los únicos representando nuestro gran cuerpo diplomático brindando una sonrisa amable, una gran caracteristica que define nuestro país. Además de ellos, los padres de varios de mis amigos del colegio habían sido invitados para participar en ese momento tan especial, brindando un gran respeto al pueblo japonés. La gente de la tierra del sol naciente también tuvo el gran honor de recibir miembros de la familia del Presidente Alberto Fujimori (varios de ellos muy activos en el mundo político), ministros de gabinete y de gobierno. ¡Qué gran lista de celebridades!.

La elegante velada prometedora se vió interrumpida por un gran tamborazo. En ese momento, se mezclo al coctel con un elemento infiltrado transformándolo así al estilo Molotov. Una gran detonación en uno de los muros en la parte de atrás de la residencia, dando paso a 14 miembros del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (mejor conocido por las siglas MRTA), con Nestor Cerpa Cartolini encabezando la lista de los intrusos a la fiesta. Mientras Tim Taylor y sus payasadas en Tool Time nos mantenían ocupados tanto a Brian como a mí, Dad bajaba las escaleras ahora vestido en su muda laboral, seguido por mi Maman, ambos entrando a un galope frenético para que mi madre lo despidiera dejándolo a la suerte de la oscuridad de la noche limeña. Aparentemente, el chofer del Embajador Vincent, Segundo, lo había llamado por teléfono para avisarle que algo andaba terriblemente mal. Mi hermano y yo, nos preguntábamos lo que sucedía sin tener ni un momento para llegar a cualquier conclusión. Mi madre se acercó a nosotros anunciado a la vez de cambiar el canal para ver las noticias locales. Como hijos sumamente obedientes, lo cambiamos sólo para ver el barrio de San Isidro – un prestigioso barrio de Lima – sin poder ver esos anuncios estilo CNN explicando los acontecimientos, viendo la cobertura de los hechos. De repente, pudimos distinguir todo tipo de vehículos militares, la versión peruana del SWAT americano y otros agentes de seguridad apoderándose de las calles en un ambiente impregnado de aire lacrimógeno y disparos intercambiados. Lo único que los medios parecían haber averiguado fue la explosión pero al parecer nada más. El peruano ya conocía ese mundo de explosivos, coches-bomba y violencia de aquella época oscura del terrorismo que juraban haber dejado atrás con el paso del tiempo, al ver el Sendero Luminoso y su liderazgo derrotados.

Después de largas horas de ver el reportage sin tener noticias de Dad, parecía que se nos definía lo sucedido. Una crisis de rehenes. Mi padre estaba en la Embajada en Miraflores, organizando un centro de control para la crisis al intentar de averiguar detalles de conflicto cuadrando informaciones con Ottawa. Les pidió al agregado de la Policia Real Montada Canadiense, al personal de seguridad y a los servicios consulares que brindaran el apoyo necesario. Querían estar listos para cualquier incidente que se pudiera presentar. Mi primer reflejo ante tal situación fue de dar gracias a Dios por el malestar de mi padre y el trabajo de mi madre, si no, hubieran estado dentro de la caldera con los demás. Después el foco de mi concentración giró en torno de esa caldera y sus ingredientes. Pensé en la diversidad cultural y nacional que existía en mi colegio dándome cuenta que seguramente los padres de algunos de mis amigos estaban allí, dentro de la sopa que se preparaba. Realmente, hasta los conocidos del colegio. ¡Ufa! ¿Qué iba a pasar con ellos? ¿Volverían a ver sus padres nuevamente? ¿Podrían los terroristas ejecutar a alguno de ellos para demostrar al gobierno peruano su seriedad en este desafío rebelde? Todos los escenarios presentados en esas películas inyectadas de adrenalina y suspenso hollywoodense eran posibles. Seguramente esto nunca hubiera sucedido en el Canadá.

El Embajador Anthony Vincent al ser soltado por el MRTA


El reloj de pared marcaba las 2:00 AM y poco después vimos los primeros rehenes salir en libertad. Estos eran en su mayoría mujeres y miembros exclusivos del club de la tercera edad. Dentro del elemento femenino, los terroristas acaban de soltar nada más ni nada menos que la madre de Alberto Fujimori, quien hubiera pudido ser una pieza importante en futuras negociaciones con el gobierno. Ésta era una sociedad dominada por el género masculino, compartiendo ese elemento con muchos vecinos en la región, entonces era imposible ver más allá del aspecto femenino y el valor estratégico de esa mujer. Dentro de las próximas 24 horas, nuestro Embajador Anthony Vincent salió libre junto con Heribert Woeckell de Alemania y Alcibiades Carokis de Grecia (ambos volaron en el primer avión disponible rumbo a su país de origen al recobrar la dulce libertad) y Armando Lecaros, el Ministro de Relaciones Exteriores en aquel momento. El MRTA los soltó bajo los términos de que entregaran lo que exigían al Presidente Fujimori para poner en marcha la negociación. Los peruanos no podían ceder su posición ante los revolucionarios, negándose a mediaciones y su jefe de estado jamás recibió ni a Vincent, ni a Lecaros. No era aún el momento ni como para bajar la guardia ni para respirar aliviados porque aún faltaba por determinarse el futuro de los demás,  más de 300 rehenes en la residencia japonesa, mismo mucho después al ver que permanecían 72. Algunos de mis amigos como Kensuke Kobayashi y Jorge Gumucio iban a tener que esperar mucho tiempo en el limbo sin saber si algún día volverían a abrazar a sus padres en casa.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Amistades Y Un Par De Copas


Al volver de mi aventura en la tierra de los Incas, me encontré mentalmente preparado para enfrentar otro año de secundaria. No sólo un año más pero también el último. Brian debía regresar al Canadá para su educación universitaria y yo lo seguía de cerca tres años más tarde. Yo tendría que hacer el Grado 13 en mi país. Había concluido mi año escolar anterior con mucho éxito, destacando en inglés, un logro del que me sentía tremendamente orgulloso. Mi maestra fue, Mrs. Barbara Walker, una señora muy simpática procedente de Minnesota quién me apoyó siempre y notó mi capacidad de aprendizaje, considerando que era la primera vez que estudiaba en ese idioma. Hizo recomendaciones para que siguiera el curso avanzado al año siguiente pero por algún motivo la maestra de esa clase no quería dejarme unirme a ese grupo. Álgebra fue con, Mr. Daniel Brenig, un profesor genial que las circunstancias hicieron coincidiera el siguiente año con mis clases de Geometría. ¡Genial! Iría también al nivel avanzado de Biología por las buenas notas en Ciencias Físicas con Ms. Zalecki y ahora el tema de historia, mi materia favorita, seguía la temática del Perú y Latinoamericana. El panorama educativo para ese año se veía prometedor.

Brian, Maman, yo y Dad el día nacional del Canadá, 1996

A parte de eso, me había ganado el respeto de mis compañeros garantizándome un lugar permanente en el colegio. Nadie se entrometía en mi vida ni yo en la de ellos. Durante el verano, incrementé el tamaño de mi grupo de secuaces acogiendo a, Glen Swanson, un guatemalteco-canadiense quien había vivido mucho tiempo en el país cuando lo conocí. Su padre era de la Columbia Británica y trabajaba para una ONG canadiense. Encontramos un interés común cuando fui al colegio durante las vacaciones, luchando contra el aburrimiento total, buscando alguien con quién jugar baloncesto. Ese deporte parece haber jugado un papel importante en esa época de mi vida para hacer amigos. Pasábamos tiempo también en la oficina de su padre, algo cerca de mi casa, jugando juegos de video en el computador. Durante esas visitas al lugar del trabajo del gran patriarca, descubrimos el maravilloso mundo de E. Wong - el supermercado más popular y la única franquicia en el país cuando llegamos - y sus muestras. Usamos unas monedas para jugar juegos de maquinitas allí, en particular Cruisin' USA. Uno podía escoger entre varios vehículos pero entre todos siempre prefería el bus de colegio. En ese juego uno hace carrera contra sus contrincantes por patrones de tráfico y embotellamientos por la ciudad, navegando con un volante, calibrando la velocidad con pedales y un caja de cambios. Era una gran introducción a cómo no manejar.

Volviendo al tema escolar. Mi curso de inglés era con, Ms. Barbara Brough, una canadiense de Odessa, Ontario - si no conocen el lugar, es un pueblito contando con 10 casas al otro lado de la autopista de Amherstview, al oeste de Kingston, un lugar que no debe perderse en el aspecto turístico. En esta clase, había un chico sumamente conocido como Crack, pero su verdadero nombre era Sebastián Olivares. Este niño nació en el Perú pero se crió en Oklahoma, EE.UU.. Mucha gente se preguntaba de donde surgió tal apodo pero aparentemente, la versión verdadera es que se presentó a la práctica de fútbol luciendo un elegante uniforme pero era un terrible futbolista. Algunos también comentaban que se inclinaba frecuentemente mostrando la sonrisa vertical del obrero. Yo personalmente tuve el honor de no ser expuesto a tales comentarios. En un principio, recuerdo que el no era del todo amigable conmigo pero eso no me importaba en lo absoluto. Era más bajo que mi madre quien mide 157 cm, entonces era difícil sentirme amenazado. Estoy convencido hasta la fecha que el vivía admirando a Glen y al darse cuenta que éramos amigos, cambió totalmente su perspectiva en cuanto a mí y empezó a llevarse bien conmigo. La mayoría de los alumnos se divertía empujándolo, pegándole y haciéndole daño porque era pequeño y no se podía defender. Yo creo, que yo era el único que no se metía con él pues jamás me interesó seguir la corriente. Creo que se dió cuenta rápidamente de esto y yo le recomendé que no se dejara maltratar. Después de todo, eso funcionó en mi caso aunque fue de manera poco predecible.

Otro de mis amigos agregándose a la sopa era William Erickson. Erickson y Crack eran amigos de Glen en el equipo de hockey sobre patines y se volvieron buenos amigos míos como Alejandro, Glen y Kensuke. William era un chico americano terriblemente tímido, más de lo que yo pude ser en mi vida. No lo podía creer. Cuando intentaba charlar con él, cuando se sentaba a comer con nosotros, pero siempre miraba hacia otro lado sin decir palabra alguna. Por mucho tiempo no podía entender si le caía bien. También estaba Miguel Peschiera, quien pasó un tiempo en los Estados Unidos y compartíamos el aula de Biología. Ese año logré llegar a conocerlo mejor, asociándonos en proyectos de laboratorio y el desarrollo de estos. Él era una persona muy amable y su familia adorable. Recuerdo haber sido invitado una vez a cenar en su casa con sus padres, su hermano mayor y su hermana menor y todos eran muy conversadores y curiosos acerca de mi país y familia. Creo que su padre trabajaba para el gobierno o algo por el estilo, entonces quizás ya contaban con una buena instrucción de protocolo y buenos modales. Me sentí en casa pero con un sabor peruano-americano. También me hice super amigo de la hija del Embajador de Malasia, Melor Mokhtar (conocida mejor en mi círculo por Mel), una chica que creció con una vida muy similar a la mia. Era como una hermana y nació el día despues de mi cumpleaños. Todos estos amigos definieron el Perú para mí. Los recuerdos de nuestros almuerzos juntos en el colegio en nuestra mesa de picnic preferida, era una verdadera ensalada de culturas uniéndose y divirtiéndonos. Se que hasta la fecha, cualquiera de ellos daría su vida para mí y estoy seguro que saben que es un sentimiento totalmente recíproco.

Erickson, Myself, Alejandro, Glen, Crack y Melor

Nuestras salidas juntos siempre serán momentos especiales en mi vida. Generalmente, nos juntábamos en casa de algún amigo el viernes por la noche - un ritual sagrado el cual nadie se atrevía a desafiar - para jugar juegos de video o ver películas toda la noche. Este tiempo coincidió con mi introducción al alcohol. Es un tema tabú en América del Norte donde la sociedad no parece haber evolucionado desde el tiempo de la prohibición lo cual nunca fue el caso en el Perú. Jamás nos escondimos de nuestros padres o autoridades. Era totalmente normal para los adolescentes disfrutar unas cervezas frías en grupo. Cerveza y Domino's Pizza. Más tarde, descubrimos un pub inglés, un lugar muy acogedor. No recuerdo haberme pasado de copas en ningún momento o beber con la intención de emborracharme. Otros jóvenes sí abusaron del uso, convirtiéndolo en su propio ritual de fin de semana bastante obvio, sobretodo revelado por los rostros de resaca del lunes en la mañana. Esta libertad nos dió la oportunidad de realmente disfrutar socialmente y entender los límites, algo que siento que hace falta en América del Norte. Allí, la gente entra a una edad mágica de mayoría de edad al ser "independientes", partiendo a la universidad sin papi o mami que los controle, entonces entran fácilmente al abuso de substancias. Si uno es criado dentro de la responsabilidad y la moderación, notará una disminución al abuso. Creo que Europa es el continente que presenta el mejor ejemplo a lo que me refiero. Los pocos que abusan y demuestran un comportamiento agresivo generalmente consumen con el propósito de enterrar problemas personales graves. Por suerte en mi grupo canadiense/peruano/estadounidense/japonés/coreano/español, evitamos esas costumbres, optando por una vida saludable, también practicando deportes religiosamente.