Un(a) niño(a) de tercera cultura (TCK / 3CK) o niño(a) trans-cultural es "una persona que, como menor de edad, pasó un período extenso viviendo entre una o mas culturas distintas a las suyas, así incorporando elementos de aquellas a su propia cultura de nacimiento, formando una tercera cultura."

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domingo, 30 de octubre de 2011

Machu Picchu, La Ciudad Perdida

Siguiendo los pasos del gran aventurero Hiram Bingham y sus valientes compañeros arqueólogos, salimos para Machu Picchu antes del inicio del día. Claro que Hiram seguramente no salió de Cusco en tren rumbo a Machu Picchu viendo que él descubrió ese lugar en 1911. Esa gran construcción quechua quedó enterrada en la selva a lo alto, comtemplando el sagrado Río Urubamba. Antes de esto, este sitio no lo conocían los que no estaban incluídos en el círculo de confianza peruano. Un secreto sumamente bien guardado. Muchas personas han catalogado este descubrimiento estupefaciente como una les las nuevas Siete Maravillas del Mundo. Existen tres maneras distintas para llegar a este destino: el primero, era de enfrentarse a pie ante el escabroso camino inca – esta antigua civilización era conocida por su excelente capacidad de construir caminos – que es de unos 80 kms pasando por tremendas alturas; el segundo es por helicóptero para los que no saben qué hacer con su monte de dinero; y por último, el tren. El gran Hiram seguramente caminó... junto con la melodía de El Condor Pasa.

Machu Picchu con su protector Huayna Picchu

Aunque el tren era un medio de transporte medianamente económico, gente muy famosa optó por éste, incluyendo Ernesto Guevara, mejor conocido en el mundo como, El Che. La locomotora al igual que el sistema de vías completo fueron diseñados en Suiza, un pueblo conocedor de terrenos montañosos accidentados. Esta ruta alcanza unos 3,800 m de altura. Los pasajeros contemplaban el paisaje mientras que el tren simulaba un zigzag continuo similar al billar automático en cámara lenta. Yo sentía como si mi piel no se decidía a definir un color, entre el verde, morado y azul por la falta de oxígeno y la nausea. En ciertos sectores de la vía, el tren subía lentamente en dirección recta, paraba y luego seguía subiendo pero en retroceso, repitiendo esto como un tango interminable hasta poder alcanzar la vía recta conduciendo al valle sagrado “Ollantaytambo” y más allá de lo evidente. En ese momento, el tren desciende hasta alcanzar al punto de llegada, el pueblo de Aguas Calientes, situado a únicamente 2,040 m. Este pequeño pueblo a las orillas del Urubamba se encuentra a sólo 6 km de Machu Pichu. Aquí se les da la bienvenida a los batallones de turistas que desean visitar las ruinas, provocándolos con sus baños termales, restaurantes, tienditas y algunos hoteles típicos de la región.

Los visitantes generalmente van a pasar el día, pero nosotros queríamos quedarnos una noche. Al llegar a Aguas Calientes, tomamos una pequeña combi japonesa, la cual nos llevó hasta la cima. Nos sentamos has el fondo desafortunadamente y al navegar por el camino angosto casi hasta la cumbre, la parte trasera del bus estaba totalmente expuesta al vacio y se podía ver el fondo del valle donde el tren parecía juguete miniatura. Los aventureros con más entusiasmo, pueden subir a pié por un sistema de veredas interconectando en partes con el camino pavimentado para los buses, pero necesita uno tener una condición física extraordinaria para lograrlo. El final de esta ruta le permite a uno comenzar a admirar las ruinas incaicas rodeadas de lomas y valles espectaculares. La montaña que todos conocen por tarjetas postales o como telón de fondo en fotos famosas de este lugar, llamada Huayna Picchu (significando Pico Joven), el incansable guardián desafiando extranjeros deseando escalarla para tomarse una foto para los recuerdos. Lo más valioso de este sitio histótico es el hecho de que nunca fue descubierto por los españoles, permaneciendo intacta ante la destrucción o el saqueo de lugares arqueológicos. Uno puede hacerse una mejor idea de lo que eran las construcciones originales y admirar la arquitectura clásica de los incas. Algunos especulan que fue construida como un palacio real en los años 1400 y que los habitantes la abandonaron al luchar contra los conquistadores. Claro que existe una plétora de versiones narradas por una variedad de guías debido a que no se inmortalizó la historia ni en papel ni piedra de esta gran civilización. ¡Qué gran pena!.

Nuestro viaje a este lugar también nos permitió conocer un personaje famoso canadiense. El itinerario coincidía con el de otro funcionario de la embajada que llevaba consigo una amiga que la visitaba, llamada Luba Goy, del Royal Canadian Air Farce, una tropa de comediantes muy popular. El programa en sí presenta un contenido satírico referente a los problemas políticos de nuestro bienamado Canadá, incluyendo imitaciones de todo tipo de personajes públicos. No es algo muy conocido fuera de nuestras fronteras pues supongo que aunque varios temas son universales, la temática es nacional. Yo realmente admiré el comportamiento de esta persona porque no reaccionaba como si estuviese siempre en un set de producción, demostrando una personalidad muy completa. En el poco tiempo que pasó en el Perú, logró percibir un mundo difícil bastante distinto al suyo, viendo los retos que enfrentaba una gran mayoría de la población. Era increíblemente amable con todos, mismo sin poder comunicarse en el idioma del país, sobretodo con los niños – por su gran parte, los niños trabajaban para ganar unos salarios simbólicos para contribuir al sosteniimiento económico de sus familias. Parecía gustarle divertir a los niños, imitando voces como las del Pato Lucas, también regalándoles alguna cosita proveniente de una cartera sin fondo. Los niños reaccionaban positivamente a este intercambio y salían casi todos escamoteando más felices que cuando llegaron.

Maman, Brian y yo descansando bajo la sombra


Debo decir que para todos los que se les presente esta gran oportunidad de ir, no deben pensarlo dos veces. Me fascinó esta experiencia realmente única, sabiendo que mucha gente ha tenido la oportunidad de conocer Machu Picchu en libros de historia o documentales. Es aún más impresionante de lo que podía haberme imaginado. Al caminar por las ruinas, admirando los cuartos vacíos, los restantes de plazas, las terrazas de cultivo con unas caídas de cientos de metros, la mente empieza a soñar. No existen terribles distracciones urbanas tales como camiones pasando a toda velocidad, serenatas animadas por las alarmas de los autos, o gente en plena riña por asuntos realmente sin sentido alguno. La tranquilidad toma rienda suelta en este reino, lo que es poco común en comparación con muchos lugares de nuestro planeta. Al sentirnos en esa paz, podemos imaginar como vivía la gente en un tiempo mucho más simple. Por supuesto que, en la época de los incas, existía una distribución piramidal de la sociedad definiendo la jerarquía como lo que ha replicado toda civilización en la historia de nuestra humanidad. No sería muy agradable ser un simple campesino o un corredor. En las sabias palabras de Simon and Garfunkel en su propia versión de El Condor Pasa: “Prefiero ser un martillo que un clavo.” No obstante, nos dejaron varias interrogantes al considerar los grandes avances que hicieron en la medicina, construcción, astronomía y un sinnúmero de descubrimientos, quizás olvidados para siempre gracias a un tiempo en el que la violencia determinaba la supremacía.

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